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ENTREVISTAS SINDICAL FEDERAL – HORACIO GHILINI / «Lo importante es la bandera, no el abanderado»

 

Con mate y café en mano, en Sindical Federal tuvimos una extensa charla con Horacio Ghillini, hoy secretario de Relaciones Institucionales del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), gremio del cual fue secretario general en cuatro períodos. Dirigente activo del denominado Núcleo del MTA hoy trabajando codo a codo con la  Corriente Político Sindical Federal. La charla abarcó diversos temas,  desde la creación del sindicato por los años ´30 hasta la llegada del segundo semestre en 2016. Perón, la CGT y lo que se viene de cara agosto con la voluntad de unidad en el movimiento obrero argentino. 

¿Cuantos años de militancia sindical al hombro?

De militancia sindical desde el ´74. En cuatro períodos fui secretario general del SADOP, fui secretario administrativo, tuve otras tareas, una carrera en el gremialismo. Lo cual me parece muy útil en poder experimentar los niveles de una organización  sindical desde lo que es el fragor de la trinchera como es ser delegado de escuela, que tiene sus virtudes y sus dolores, a estar en la superestructura. Después por suerte con un grupo humano muy importante que tenemos en el SADOP, estoy en un rol más hacia fuera, más for export que es dedicarme al movimiento obrero a través de la secretaría de relaciones institucionales.

Qué trayecto el de los docentes. Hace años, eran un espacio conservador. Andando el tiempo, entre otras, tu presencia y de otras figuras en el ámbito sindical, los trabajadores de la educación se han puesto al frente de las luchas, al frente de los planteos más fuertes.

Es muy apasionante la historia del sindicalismo en general y del gremio docente. El SADOP fue creado en el año 1937. Hasta el 1947 lo lideró una maestra, la Señorita Damiano. Una maestra con letras excelentes –en esa época las actas no eran escritas a máquina, por lo que había una caligrafía de primer nivel- que tenían un celo propio del normalismo, en su parte virtuosa. En esas actas se leía “hoy no vino, fulano porque tuvo gripe, con fiebre, etc” actas muy meticulosas, por lo cual hay una vivencia muy linda. Pero toda esa lucha del ´37 al ´47 de la docencia privada fue en nombre de una jubilación, que no la había. Luego la Señorita Damiano deja su lugar a Pérez Cruz, que es muy amigo de Evita. El gremio en principio había sido Federación y se encontraba en distintos puntos del país, en el año 1947 que se hace Sindicato y es la relación de Pérez Cruz con Evita la que fortalece un sindicato único ya metido dentro de la clase trabajadora. Lo interesante es que la Srta. Damiano era una especie de Evita. Expresaba un arribar de la mujer a la vida social. Hay muchas mujeres como Damiano, anónimas, que representan ese liderazgo.

Producto de largos cambios en el país tanto sociales como económicos, la escuela también ha cambiado. Desde hace varios años han aumentado los alumnos e instituciones de educación privada. ¿Qué reflexión hace de esto?

Entre otras experiencias docentes, yo fui profesor de magisterio. Un tiempo me tocó una escuela terciaria y un profesorado magisterial en Chascomús allá por el ´82 (así que también viví los pagos de Alfonsín). Ya en ese año se notaba lo que podríamos llamar la “proletarización” del docente. Nunca se lo consideraba un trabajador, el sistema siempre insistió en imponer que se trataba de un profesional, tratando de aislarlo de la clase trabajadora. Lo que sucedió por vía negativa, (ya que el proceso dejó una pauperización muy fuerte de los trabajadores y el docente se vio muy atacado en su prestigio social y su salario) es que se facilitó demostrarle a los compañeros que nuestro destino estaba junto al destino de los trabajadores. Y si bien existe una dignidad profesional, puesto que nosotros estamos capacitados para enseñar, eso no quita que dependamos de un salario y que somos trabajadores igual que todos. Eso fue el irrumpir de los docentes en la vida sindical. Se comenzó a afiliar masivamente, surgió la CTERA con la Lista Celeste como una forma de empoderar el gremialismo, Mary Sánchez como un símbolo para el sindicalismo en aquellas épocas. Un elemento que nos unió fuertemente también fue la Marcha Federal y significó la posibilidad de pertenecer a la dignidad de una lucha que lamentablemente en esta Argentina pendular, la historia nos sigue recordando.

Lo que nos dicen los compañeros de los gremios en Provincia de Buenos Aires es que “los docentes se han vuelto muy antikirchneristas. Han mejorado mucho su calidad de vida pero sin embargo se han puesto muy gorilas”. Frente a estos contrastes ¿qué ha pasado en este último tiempo con los maestros?

Es muy interesante. En principio, hago referencia a una teoría sobre la conducción. Perón dice que la conducción es un arte, y el artista tiene dos cosas que hacer. Una es aprender las técnicas. La tediosa cuestión de practicar y aprender. Y la otra es que el arte se realiza sobre un material al que hay que amar. En este caso, los docentes. Eso me llevó a una discusión con los compañeros donde yo plantee la teoría del ébano. Si uno está con un formón intentando tallar la madera, puede ser que se le escape una mala palabra y se descargue con la madera. Pero en realidad es la torpeza de la conducción lo que rajó la madera. Entonces, yo no hablo mal de los docentes que tengo que conducir.

Silvio Rodríguez dice “sólo el amor”…

Claro. También es cierto que hay maderas duras, maderas blandas, maderas que se rajan, que sirven para una u otra cosa. De alguna manera existe lo que vos señalás. Gorila es una palabra muy política. El docente es complejo. Recuerdo algo que un profesor me enseñó: nosotros enseñamos a leer separando en sílabas. En realidad el docente es muy hábil para analizar separando. Por eso, es difícil que el docente aprenda a unir, a sintetizar, y eso se expresa en la práctica laboral, somos muy individualistas. Hay otra expresión que decía Perón que es que “hay que tener la distancia del pintor”. Si uno se acerca mucho a la tela ve la pincelada, ve los defectos y al final no ve el cuadro. Si se aleja mucho, ve solo un punto. Pero hay un punto medio para apreciar el cuadro, para entenderlo. Hay una distancia del pintor.

Sumando y trayendo más expresiones del peronismo a la discusión. Como uno de los motivos, entre tantos, de la derrota electoral y como problema que hoy vuelve también, en los últimos años ¿puede ser que haya faltado persuasión por parte de la conducción del movimiento nacional?

Creo que sí. La palabra persuasión es muy importante y profunda. Porque no hay que confundir el mando con la conducción. El mando está muy ligado a la jerarquía, entonces en la educación, que es muy piramidal y tienen gran incidencia “la inspectora” y “el inspector” hay una cuestión vertical donde cuesta mucho generar de abajo hacia arriba. Pero también tiene su revés. Cuando se tiene cualquier cuestión que sea ejecutiva conviene la verticalidad. Porque la virtud del momento ejecutivo es la disciplina, pero la disciplina y la verticalidad son una virtud después de haber tenido la horizontalidad de la discusión. Supongamos que hay una movilización y que un grupo quiere ir a Plaza de Mayo y otro a Paseo Colón. La discusión es muy buena y todos tienen que participar, pero se resuelve una de las dos: Paseo Colón. El que estaba a favor de Plaza de Mayo es un indisciplinado si no ejecuta la verticalidad. Pero como participó de una discusión y perdió democráticamente, tiene que acatar. Cuando no hay discusión política, la discusión política se te convierte en la discusión. Creo que esto nos pasó de alguna manera. Hubo pereza no sólo en la conducción como responsable, sino en el campo nacional también (no de todos, porque hubo espacios que fuimos muy críticos) en discutir más la política de modo de ser más ejecutivos. Las organizaciones dentro del campo nacional que hicieron gala de un verticalismo muy disciplinado perdieron la riqueza de la discusión y la apertura.

Para meternos un poco en problemas. Cuando surge la propuesta del Frente Ciudadano, charlábamos con compañeros y nos sonaba algo así como “todos pueden venir, pero lo conducimos nosotros”. Entonces uno piensa que no se los puede disciplinar a todos bajo el mando de algunos pibes cercanos a la conducción. Que si se quiere incluir a todos se debe discutir con todos. Construir una línea en conjunto.

Estoy de acuerdo. Creo que el mando es una situación que te puede permitir ejercer liderazgo, pero no es mecánico. Por eso si uno pierde el mando puede perder el liderazgo. Si no lo cultivó, inversamente un puede tener el liderazgo y no el mando. Yo desgraciadamente soy un poco machista porque soy de otra época, pero uso una expresión que es decir que “mi mujer maneja, pero yo digo a dónde vamos”. A veces discutimos mucho por el volante, que sería en otros términos la hegemonía. Tendríamos que tener más voluntad horizontal de darle un sentido a las cosas y dejar que otros manejen.

Horacio Ghillini, también integrante de la Corriente Político Sindical Federal, que se creó allá por febrero de 2015 en Córdoba. Hoy quizás con las mismas ideas pero con distintas responsabilidades ¿no es así?

Yo me siento muy cómodo dentro de la Corriente porque coincidimos en ciertos valores que creemos relevantes en la situación actual que está viviendo el movimiento obrero. Por un lado, darle relevancia a las regionales de la CGT que desde el ubaldinismo que no se le presenta importancia. El otro punto es que se profesa una relación con los movimientos sociales, estudiantiles. El movimiento obrero no puede encerrarse en sí mismo. No digo que la CGT deba poner en su seno a todas las organizaciones, los desocupados, porque esa experiencia la hicieron otros compañeros y terminó mal. Lo que sí planteo es que el movimiento obrero tiene que tener una organización horizontal con los componentes de la sociedad moderna que desgraciadamente produce a los desocupados como un elemento, mientras que los desocupados tienen que ser parte de la clase trabajadora. A nosotros nos requiere un esfuerzo. Y otro de los puntos importantes de la Corriente es que está detrás de un programa, de una agenda de la clase trabajadora. Esto expresa la línea histórica de lo mejor del sindicalismo: la Falda, Huerta Grande, los 26 puntos de Saúl. Últimamente nosotros pudimos plantearlo en la reunión de Ituzaingo con el MASA que llegó a un documento preeliminar. Queremos que el programa de la CGT sea en un marco de unidad e intentamos que por esa causa el 22 de Agosto sea considerado un sindicalismo con presencia federal, movilizado. Que no tenga ambigüedades con respecto a este proyecto político. Una cosa es tener respeto democrático por el gobierno y otra es estar de su lado. Este es un gobierno contrario a los trabajadores. Queremos confrontar su modelo económico.

¿Alguna preferencia por alguna conducción en especial de la CGT hacia Agosto?

La preferencia natural es Amichetti, porque es el referente de nuestra Corriente. Hace poco fue reelecto secretario general, está en un gremio histórico, tiene condiciones personales. Me parece que debería estar en la conversación. Además viene más de abajo hacia arriba que de arriba hacia abajo. No soy ciego a que hay otros candidatos como Sergio Palazzo, como Schmid, como Daer, Sasia que son de los que se está hablando. En esto lo sigo a Francisco “el tiempo vence al espacio”: prefiero que discutamos más el sentido que tiene que tener la CGT que cuántos cargos nos dan.

En su nota “La unidad de la CGT tiene tres dimensiones”, plantea a la dimensión jurídica, la cúpula y las bases como fragmentadas. ¿Allí es donde la CPSF intenta saldar estas divisiones?

Hay que considerar las tres. Si predomina una, distorsiona el resultado. Cuál predomina es lo que está en discusión. Creo que la que no debería dominar es la jurídica, porque pareciera que terminamos en un juez definiendo la política lo cual es muy negativo para el campo nacional y popular. Con la cúpula hay que ser realista. Yo tomo un ejemplo muy inmediato y didáctico. Previa a la movilización del 29 de Abril hubo un montón de reuniones y discusiones en las que me tocó estar. Todo terminó en un desorden bastante peronista, en donde cada espacio llevaba su gente al palco, 35 cada uno de los sectores, por lo tanto era un palco que con todos esos más sonidistas y colados, no se sabía si la movilización estaba arriba o abajo. Creo que fue útil que sucediera eso, porque el palco se desdibujó y el elemento central fue el volumen y la militancia pacífica de más de 350.000 trabajadores. Ese fue el hecho político. Finalmente de abajo hacia arriba se produjo un hecho colectivo que sería injusto que alguno se lo robe y lo quiera capitalizar.

En cuanto a la elección de un secretario general o de una conducción colegiada que conduzca la CGT ¿Cómo lo ve?

Nosotros nos opusimos a esta idea de que haya rotación o triunvirato, en una época se hizo hasta un quinteto. Nos opusimos instrumentalmente al tema porque ningún organismo funciona con más de una cabeza, y los peronistas somos muy organicistas.  Ahora, qué se quiere decir o solucionar. Eso es lo que tendríamos que considerar valioso, es tratar de que la conducción tenga una horizontalidad, que sea más colegiada y menos verticalista porque el liderazgo no es una imposición que te la da el mando. El liderazgo es una cosa natural. No es que ponemos a Pirulo y todos los tienen que obedecer. Se trata de lograr una conducción colegiada de hecho y no de derecho, no creo que tengamos que modificar el estatuto y tener tres secretarios generales, tiene que ser uno solo. Pero -aunque suene utópico- ese secretario general tiene que tener un compromiso de caballero de ejercer una conducción abierta. El que no haga eso se va a entrampar a sí solo. Si uno se la cree, pierde.

Estas carreras hacia Agosto se han expresado tanto en el Comité Confederal como en los medios. ¿Cuáles son las diferencias en el armado, la construcción, las ideas sindicales entre las distintas figuras en danza que antes se mencionaron? El moyanismo, Daer, el MASA, etc…

Nosotros que pertenecíamos al MASA no estuvimos de acuerdo en dos cosas: subordinarnos a una interna partidaria cuando dividieron el bloque, y la otra en la votación a favor de los fondos buitre, eso nos distanció. El movimiento obrero tiene que tener autonomía (esto no es indiferencia ni independencia) del partido político. En otras concepciones muy europeas, de derecha o de izquierda, el movimiento obrero es correa de trasmisión de un partido, no en el movimiento nacional peronista. Por lo tanto llevar el movimiento obrero a la interna es un error, aunque influya. No voy a mencionar calificaciones sobre las figuras, sí sobre las líneas. Hay algunos que quieren que se fortalezca para mantener los negocios económicos. Yo hace muchos años estuve en una reunión Confederal de CGT donde había representantes de la burguesía nacional, había dirigentes que parecían más empresarios que dirigentes. Creo que esa tendencia de la CGT sea poderosa para mantener los negocios es una patología que hay que tener clara y sería negativo que predomine. Otros quieren que la CGT sea poderosa pero para el negocio político. Por eso son ambiguos para decir “ahora estoy en contra del gobierno y soy oposición. Ahora estoy a favor y le saco cosas”. Y otro que confía en que la CGT debe tener un ideario de la clase trabajadora que es diseñar lo que pretende que el país sea. Qué modelo de sociedad debemos tener en la Argentina, vista desde los trabajadores. Se debe plasmar el modelo de país, brindarle a la Argentina este modelo y ponérselo al hombro e ir detrás de eso.

En el encuentro peronista organizado en Formosa se dieron discusiones interesantes y fue un importante hecho político. ¿Qué reflexiones quedaron de ese congreso y de el material elaborado al finalizar?

El material es el resultado de lo que hoy decíamos. Se hizo la horizontalidad de la discusión política. No es que fuimos a ver el borrador que había redactado Insfrán. Se hizo la horizontalidad que teníamos entre compañeros a ver si teníamos unidad de concepción y la encontramos. El documento es muy rico. Desde mi militancia sindical me encontré muy satisfecho porque si hay un respeto a lo esencial de la doctrina del peronismo, es que el rol de los trabajadores está claro y está plasmado lo estratégico que somos dentro del armado del proyecto nacional.

Respecto a la economía, llegamos al segundo semestre y no se avizora una mejoría para las condiciones económicas de los trabajadores.

Los que vivimos la década del ´90  no solamente hemos resistido y organizado la movilización y la propuesta, sino que también hemos conceptualizado y descubierto la esencia del modelo liberal. No es que le falta la pata social, estructuralmente vamos a una sociedad injusta, de desempleo de dos dígitos, de precarización laboral porque ese es el plan, no es que se están equivocando. Por eso necesitamos pedir democráticamente un cambio de camino político económico, pero en última instancia esto se va a solucionar cuando el pueblo pueda cambiar sus autoridades en otro rumbo. Hay que prepararse, ser muy solidarios con los heridos de hoy, como los compañeros del diario La Nación (N.R. despidos que se produjeron en el sector de prensa del diario) , ser precavidos pero también construir poder social. Recuerdo un afiche de los ´90 cuando Ménem cambia a Cavallo por Roque Fernández, “no se trata de cambiar un ministro sino la política”. Luego cuando se cambió a Menem por De La Rúa (de un frívolo Pizza con Champagne a un tanguero triste) en realidad tampoco nos comimos la curva porque era cambiar solo de modelo de dependencia. Nos costó siete presidentes y muchos compañeros muertos en Plaza de Mayo. Finalmente logró emerger un liderazgo casi diríamos imprevisible que fue el caso de Néstor y de Cristina.

Hoy existe un saldo organizativo muy superior al de años anteriores para organizar la resistencia o la oposición. Se está en otras condiciones. Más allá de los problemas. De hecho fue más rápida la salida a la calle de los trabajadores. La experiencia de los ´90, si bien ha pasado tiempo, también está muy fresca.

Un compañero me decía “Nos costó como 4 años organizar la marcha federal” ahora parece más fácil, igualmente es doloroso. Siento que los plazos del conflicto social son más rápidos que los plazos de la democracia. Piensen que en el 2017 se va a renovar cámaras, eso desde la democracia formal es expectante pero para el tipo que no tiene empleo no es de mayor gravedad.

¿Se logrará saldar la dispersión del movimiento nacional o seguirá esta suerte de disparada en distintas direcciones de nuestros propios compañeros?

La dispersión es parte de un avance del enemigo. Como cuando compañeros dicen “vienen a cazarnos”. Para parar la dispersión es más importante la bandera que el abanderado, porque cualquiera que pare la bandera sirve de referencia. En cambio si se caen las banderas, aunque tengamos al abanderado no nos congregamos.

ENTREVISTA POR LAUTARO FERNÁNDEZ ELEM, GABRIEL FERNÁNDEZ Y LEONARDO MARTÍN

TEXTO: LAUTARO FERNÁNDEZ ELEM

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