Por HÉCTOR AMICHETTI*
No debe haber distancia más grande que la que separa al pueblo de la oligarquía.
El presidente Macri recorrió ayer un par de cuadras en el Municipio de San Miguel. Al estilo de un cartero, tocando timbre de casa en casa, buscó tomar contacto con algunos compatriotas.
La prensa oficialista informa hoy que la recorrida fue prolijamente preparada para evitar puteadas de los vecinos y debidamente protegida por un eficaz blindaje de policías y gendarmes.
En el mes de junio pasado, Macri visitó Rosario con motivo del Día de la Bandera, en esa ocasión el gobierno dispuso que sólo podían ingresar al acto los niños de escuelas fielmente acreditados junto a sus docentes y padres responsables. El resto del público, afuera.
Mañana se cumplen 65 años del conmovedor Cabildo Abierto del Justicialismo realizado en la Avenida 9 de Julio de la Capital Federal. Una «Asamblea Popular sin precedentes en nuestra historia», según la calificó el diario La Razón en su quinta edición, con un impactante título que voceaban emocionados los canillitas de entonces: «2 millones de almas consagraron por aclamación la fórmula Perón-Eva Perón».
Juan Perón llevaba ya 5 años en la presidencia.
En 8 meses de gobierno, el presidente Macri ya ha tenido miles de manifestaciones populares en contra y tan sólo un acto en el que lo alentó la «clase bien» contenida por la Sociedad Rural.
«Se puede, se puede…» le gritaban desde las tribunas de la Rural en una afirmación casi histérica de apoyo que provocaba el desconcierto de caballos, toros y ovejas campeonas.
¿Se puede gobernar en favor de los ricos sin perjudicar a los pobres?
Cuando un presidente gobierna a favor de los humildes, el pueblo ocupa las calles para respaldarlo, cuando lo hace en contra, el pueblo gana las calles para repudiarlo.
El presidente Macri corre inevitablemente el destino de un cartero… aunque los trabajadores del Correo jamás lo aceptarían en el gremio.