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22 de Agosto / Entrevista al historiador Pablo Hernández

El 22 y 23 de Agosto son fechas muy caras para el Peronismo. Pablo Hernández, historiador, autor de «Conversaciones con José María Rosa» entre muchos otros libros sobre el campo nacional, habló con Sindical Federal para recordar estos momentos tan recordados del último siglo.

trelew

El 22 de Agosto de 1951 se convocó al Cabildo Abierto del Justicialismo. El pueblo fue a pedirle a Evita que acepte integrar la fórmula electoral con el General Perón.

Fue una jornada histórica y en cierta manera definitoria. Ese Ministerio de Obras Públicas repleto de cuadras y cuadras de trabajadores. Miles y miles convocados con una intención: pedirle a Eva Perón que aceptase la vicepresidencia de la Nación. Allí estaban las principales figuras políticas de la CGT junto con el general Perón. Miles de personas bajo ese palco, manteniendo una cosa que no suele darse en la historia argentina ni en la historia mundial: no era gente escuchando un discurso, era gente en un diálogo que se mantenía entre Eva Perón y su pueblo. Si vemos la película de «Perón, Sinfonía del Sentimiento» de Leonardo Favio, allí lo podemos encontrar. Las cosas que decía Eva y lo que le reclamaba el pueblo. Es algo que sigue resonando muchos años después. Me imagino lo que habrá significado para los que estuvieron en aquella jornada trascendental donde precisamente lo trabajadores eran los principales protagonistas junto a Eva.

Según el historiador del peronismo Roberto Baschetti fue «la primer derrota de las masas peronistas» ¿La negativa de Eva puede leerse como así?

No me atrevería a decir que fue una derrota. La historia tiene límites que son muy imprecisos entre lo que es la victoria y la derrota. A veces simplemente cuando no se obtienen todos los objetivos tiene que ver con marcar una presencia. Nosotros podemos ser estrictos en el siguiente análisis: si entendemos que los trabajadores querían que Eva fuera vicepresidenta y no se logró, puede ser una derrota. Sin embargo creo que la lectura debe ser mucho más medida sobre el hecho de que la presencia de miles y miles de trabajadores -algunos dicen que superó el millón en una población de aquel entonces que era menos de la mitad de la de hoy- hayan mostrado un protagonismo y una fortaleza excepcional de los trabajadores y de algo que parecía imposible diez años atrás.

Ese diálogo con Eva Perón estaba marcando un jalón histórico. Hasta entonces las mujeres no podían participar institucionalmente en la política. Tenían libreta cívica a diferencia de los hombres que tenían libreta de enrolamiento, porque con esta podían votar. Es Evita a partir de 1947 con la ley que ella impulsa en el Congreso que las mujeres tuviesen derecho al  voto. Votarían entonces en el mismo año 1951 donde además pudieron asumir diputadas y senadoras. Si tomamos las cosas con un matiz en los juicios, era un caso más en el ejercicio de los derechos del pueblo y de su libertad de luchar día a día, minuto a minuto. Las cosas no se consiguen de una vez y para siempre, tiene que ver con la evolución. Si miramos históricamente lo que ha sucedido después, si miramos los resultados posteriores a aquel Cabildo histórico del Peronismo, si vemos que luego Evita se instala en la historia Argentina y del mundo, si consideramos que fue reconocida como la mujer del bicentenario argentino. Teniendo en cuenta esto podemos ver que aquel 22 de agosto fue un jalón fundamental en la historia de los trabajadores.

Luego vendría el fallecimiento de Evita y en el ’55 el golpe de Estado sobre el gobierno de Juan Domingo Perón. ¿Por qué a pesar de esa gran masa popular que movilizaba el peronismo no se puedo detener el avance de la oligarquía?

El tema es complejo pero me parece interesante marcar algunos puntos. El gobierno del General Perón afectaba intereses de los poderosos, de los que tienen como único valor al capital. Cuando esa gente reacciona lo hace muy violentamente. Y no solo los que tienen el dinero, también aquellos que tienen menos pero igualmente se sienten más representados por sus dueños y se alejan de los trabajadores, más concretamente algunos sectores de la clase media. En el 1953 hubo un fuerte hecho de violencia cuando en una manifestación de trabajadores en Plaza de Mayo es atacada por grupos que ponen bombas en los subtes. Luego leyendo a Felix Luna nos vamos a dar cuenta de que fueron militantes de la Unión Cívica Radical en su ala más reaccionaria los que pusieron las bombas. Vamos a ver después que en 1955 es bombardeada la Plaza por la marina, luego los fusilamientos posteriores al derrocamiento. En ese marco, en una Argentina aislada de Sudamérica, un país que había avanzado tanto en lo social, que había llevado adelante una revolución económica y social como nunca se había dado. En esa soledad es difícil mantenerse, muchas veces el número y la organización no alcanzan.

También tienen que ver con la historia personal de Perón. Ese Perón que había sido testigo presencial de la guerra civil española y que había quedado horrorizado por los destrozos de esa España que culminó con la feroz dictadura de Francisco Franco. El temor de Perón a una situación de tales características llevó a lo mejor a ceder el gobierno para mantener la presencia del pueblo y pensar que en algún momento se recuperaría. Dijo una frase una vez que al tiempo parece lacónica donde aseveraba «Si hemos sido buenos, en algún momento vamos a volver. Y si no somos buenos, mejor que no volvamos». El pueblo definió que éramos buenos y por eso volvimos en el 73, volvimos en los ochenta y volvimos nuevamente en el 2003 con Néstor y Cristina Kirchner.

Este 23 de Agosto se cumplen 54 años del secuestro y desaparición de Felipe Vallese. Pablo Hernández hizo su referencia sobre este joven de 22 años.

Por un lado fue uno de los primeros desaparecidos en Argentina, no el primero. Con una diferencia fundamental, aquella primera desaparición de Juan Ingalinella ocurrió durante el gobierno de Perón y en ese gobierno se atrapó a los secuestradores y se les hizo cumplir penas de hasta 40 años.
Todo lo contrario ocurrió con Felipe Vallese, pasarían muchos años hasta que fueran detenidos sus desaparecedores, luego puestos en libertad. Finalmente volverían a trabajar en los ’70 bajo las órdenes de Ramón Camps.

Vallese era un muchacho de la Juventud Peronista, era un trabajador metalúrgico. Era y es un símbolo de la juventud y de los trabajadores. Una cosa curiosa, reunía en su figura las dos fuerzas sociales más importantes de su momento. Yo me permito recomendar el libro de Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde «Felipe Vallese: proceso al sistema». Tiene tres ediciones, la primera inhallable la editó la UOM un año después de su desaparición, la segunda la sacó Sudestada por el año 1972, y la última editada nuevamente por Duhalde 30 años después. Me parece interesante rescatar este libro, donde no solo se cuenta quién era Felipe Vallese sino que relaciona las distintas etapas de la historia argentina.

Otro hecho muy caro para la historia del Campo Nacional fue la Masacre de Trelew, donde fueron fusilados 18 militantes revolucionarios luego de caer detenidos luego de la fuga del Penal de Rawson. Relato del suceso es el libro de Francisco Paco Urondo «La Patria fusilada» donde tres sobrevivientes dan testimonio de lo ocurrido.

El 23 de Agosto de 1972 la Juventud Peronista había organizado un acto en la Federación de Box, justamente con motivo del aniversario del secuestro de Vallese. Sin embargo, ese recordatorio cambió a partir de los fusilamientos sucedidos el día anterior. Allí se le reclama a todos los oradores que impulsen una consigna que aún hoy se recuerda «a la lata, a la lata, que velen a los muertos en Avenida La Plata». Allí es donde estaba la sede del Partido Justicialista, a unas cuadras de Rivadavia. Fue Héctor Cámpora quien habilitó este pedido al dicho de «se hará lo que la juventud pide». Allí fueron velados tres de los fusilados. Ese día, el comisario de la Federal, Villar entró con tanquetas a la sede del PJ y se llevó detenidos a muchos militantes e incluso a los féretros.
Años después algunos de los fusiladores de Trelew fueron detenidos y otros no. De hecho uno de ellos hoy trabaja para la CIA y los servicios de inteligencia norteamericana.

La historia sigue andando y muchos años después son otros jóvenes los que se acuerdan del 22 de agosto del 51 con Evita, los que se acuerdan de Felipe Vallese y los que se acuerdan de los fusilados de Trelew de 1972.

Entrevista por Lautaro Fernandez Elem y Gabriel Fernandez

Texto: Lautaro Fernandez Elem

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