Corriente Federal de Trabajadores
Por HÉCTOR AMICHETTI*
Hace 60 años Perón escribía:
«Los parásitos conforman un sector definido en todas las comunidades animales y humanas. Están en la naturaleza misma, como una maldición».
«Siempre y en todas partes han existido los que producen y los qué sólo consumen».
«El gobierno del Pueblo y la justicia social son dos cosas que el parásito no tolera».
«Esa es la mentalidad del parásito».
Sólo la mentalidad de un parásito social puede repetir insistentemente, a la manera de un loro, que el ausentismo laboral es uno de los grandes problemas de la economía argentina.
La parasitaria banca privada -mayoritariamente extranjera- que opera en nuestro país, registró en el mes de febrero pasado, ganancias por 23.158 millones de pesos, un 78,1% más que en igual mes del año 2015.
Los motivos de semejante buenaventura fueron la suba de las tasas de interés y la devaluación del peso, sin que la afectara el ausentismo laboral.
Las grandes multinacionales que viven del negocio exportador, también resultaron grandes beneficiarias por devolución de retenciones y devaluación.
Es opinión caprichosa e interesada de quienes gobiernan hoy la República Argentina, que deben ser los dueños del gran capital los encargados de recibir los mayores beneficios, para que puedan luego derramar trabajo y un indispensable y poco pretencioso bienestar hacia el conjunto de la población.
Un pequeño detalle al respecto en el que no repara esta clase gobernante es que ha sido trabajo acumulado el que ha generado ese gran capital.
El limitado capital de una pequeña y mediana empresa, el abundante capital de una Corporación y el inconmensurable capital de la banca, de los fondos de inversión, del poderoso sector financiero en general (que ya no admite fronteras), tiene un único origen: el Trabajo productivo.
Si un día de estos paramos todas las fábricas y las mantenemos paradas para siempre, no habrá más autos, ni motos, ni bicicletas, y ni siquiera harán falta, como tampoco harán falta los trenes, aviones y micros, porque no habrá gente para transportar. El pueblo que no trabaja suspende las comunicaciones y la recreación, deja de comprar sillas, mesas, heladeras, camas y cocinas que ya no se producen ni se consumen. Tampoco tendrá pan, ni alimentos, ni remedios y todos, incluidos los parásitos, quedaríamos expuestos a morir desnudos.
¿Qué harán en ese caso los bancos, las multinacionales exportadoras y los fondos de inversión?
Volviendo a Perón, él escribía:
«Ellos viven del trabajo ajeno y además quieren que ese trabajo sea despreciado, miserable y doliente».
En sólo nueve meses… salarios depreciados por la inflación, caída del consumo, destrucción de fuentes de trabajo, creciente desocupación, con rumbo a la mano de obra barata y un Estado que sólo se ocupe de cubrir necesidades básicas… hasta donde alcance, redistribuyendo recursos únicamente entre las familias trabajadoras.
¡Sin afectar al Gran Capital…!
A eso le llaman «Pobreza Cero». Subsistencia sin demasiadas pretensiones.
«En la República Argentina se ha producido el choque entre la clase parasitaria y la productora. La oligarquía (y sus aliados), se han lanzado en reacción violenta contra la clase productora».
«La organización del Pueblo, el trabajo organizado irá cerrando el cerco alrededor de los que consumen sin producir». Decía Perón.
El viernes fuimos 200.000 los que empezamos a construir el cerco. Cuando algunos se den cuenta que no hay diálogo que pueda resolver este dilema histórico, seremos millones.
Ese día el Pueblo estará en condiciones de liquidar de manera saludable y en forma definitiva a los malditos parásitos.
