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CONFEDERAL CGT / Camino al paro nacional

El Comité Central Confederal decidió llamar a un paro nacional que aún no tiene fecha precisa. El Consejo Directivo tiene la potestad otorgada por las organizaciones presentes en el Confederal para decidir el momento oportuno para llevarlo a cabo que se estima que será en octubre. La Corriente Federal de Trabajadores participó activamente con intervenciones de cinco Secretarios Generales. Cada vez hay mayor coincidencia entre los diferentes gremios,  en los diagnósticos que la CFT planteó en encuentros anteriores. 

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Por LEONARDO MARTÍN

A un mes de la asunción del flamante triunvirato de la CGT se llevó a cabo el primer Comité Central Confederal con la presencia de 180 gremios de todo el país. El escenario fue el salón Felipe Vallese de la histórica sede de la calle Azopardo en el cual se decidió el llamado a un paro nacional que aún no tiene fecha concreta pero se estima para octubre. Por abrumadora mayoría y consenso de las organizaciones presentes se facultó al Consejo Directivo para que elija la fecha conveniente para realizar el paro así como su modalidad.  

En las exposiciones de los diferentes representantes gremiales hubo una coincidencia generalizada: las políticas del gobierno de Mauricio Macri son negativas para el conjunto de los trabajadores porque avanzan en la pérdida de empleos, del poder adquisitivo y en promover una  flexibilización que abarate el “costo laboral” argentino. Con los lógicos matices, hubo posturas que fueron abiertamente más críticas que otras, pero con la base común de que es necesario activar un paro como primer medida para frenar a esas políticas. El triunvirato  que hoy  encabeza la CGT ha quedado condicionado y con el mandato para tomar una decisión que, en una numerosa cantidad de exposiciones, se planteó como urgente. Parece haber poco margen para no recoger el pedido de los múltiples gremios presentes.

La Corriente Federal de Trabajadores fue parte del Confederal con una participación activa. Cinco secretarios generales expresaron su punto de vista abiertamente crítico con el gobierno de Mauricio Macri y señalando la necesidad  del llamado a un paro de actividades pero en el contexto de un plan de lucha y con programa como referencia. Cada intervención aportó lo suyo para enriquecer al debate y correr la agenda hacia una postura combativa. A diferencia del última Confederal dejó de ser el eje disonante porque en esta ocasión se escucharon una gran cantidad de argumentaciones similares a las que venía planteando la Corriente.

Podríamos mencionar pedidos que hoy están en la superficie de los reclamos como la reapertura de paritarias, mecanismos como un bono para recuperar la pérdida de poder adquisitivo, la derogación del impuesto al salario, aumento extraordinario para jubilados para menguar la estampida inflacionaria. Pero hay reclamos que son de fondo y que refieren al propio proyecto del Gobierno como son la desindustrialización, la apertura económica, la intención de recortar el «costo laboral» argentino propiciando una flexibilización. 

Vale aclarar que el diagnóstico de  referentes de la CFT había quedado claro tanto en el anterior Confederal con los discursos de Sergio Palazzo y Héctor Amichetti (aún no se había constituido la CFT pero la coincidencia de miradas ya existía) así como en el último Congreso Extraordinario donde previo a la resonante salida, Palazzo, entre otras cuestiones, también se refirió a la necesidad de tomar una medida de fuerza en el marco de un plan de lucha y con un programa como referencia. La idea fue madurando en otras organizaciones que van sintiendo en sus propias filas los efectos del ajuste.

El primero en tomar la palabra de los dirigentes de la CFT fue Héctor Amichetti que reinvindicó la importancia de que la CGT trabaje a partir de un programa que aporte un horizonte común desde la mirada y los intereses de los trabajadores. Luego apuntó sobre el macrismo,  “tenemos que entender que estas políticas tarde o temprano nos van a golpear a todos. Estamos ante un proyecto que mira más hacia afuera que hacia la calidad de vida del pueblo argentino, es poco lo que podemos esperar”.

Luego se refirió a la necesidad de una medida de fuerza: “Tenemos el pensamiento que habría que ir lo más rápido posible, agotando el diálogo con el Gobierno, a un paro general que determine la conducción de la CGT. Somos conscientes, como peronistas, que gobernar es crear trabajo y este Gobierno quiere trabajo flexibilizado y precario (..) y nosotros queremos trabajo para muchos y salarios para todos”.

Luego continuó Sergio Palazzo en un discurso que terminó de inclinar la cancha en el Confederal hacia una postura abiertamente más crítica: “queremos dar las facultades al Consejo Directivo para establecer un plan de lucha que garantice un paro nacional en función de la situación social y económica del país que seguro se va a incrementar”.

Continuó el líder bancario “hay que asumir la posición de confrontar con el modelo del Gobierno que cedió a las posiciones del sector empresario. Con los que nunca cedió fue con la presión de los trabajadores, por eso se hace necesario un plan de lucha que contenga un paro nacional” argumento Palazzo.

De los dirigentes que integran la CFT también dieron su visión Mario Almirón (SADOP),  Víctor Carricarte (ADEF) y Rubén Lafuente (UOMA) haciendo un diagnóstico común negativo en las políticas del macrismo y remarcando la necesidad que el Consejo Directivo convoque a un paro. En el caso de Carricarte haciendo una defensa del modelo sindical argentino y reclamando que se tome el programa elaborado por la CFT como base imprescindible para un proyecto desde, por y para los trabajadores.

Mario Almirón en su discurso además del reclamo por el paro pidió «solidaridad con todas las luchas de los docentes». Luego puntualizó «los docentes privados están siendo excluidos de la política educativa. No se cumple la paritaria firmada en febrero. Existe un compromiso violentado por el Gobierno a nivel del convenio colectivo» describiendo la situación que atraviesa su gremio.

El consenso en la necesidad de la medida de fuerza también fue expresado de modo crudo por dirigentes de otros sectores. Pablo Moyano fue uno de los que mostró una postura combativa que ya había anunciado en la marcha bancaria en el día previo. Cesar Aybar, secretario del SUPA rosarino también fue contundente con el diagnóstico mostrándose muy crítico. En esa línea uno de los referentes de  FE.SI.MU.BO. (Municipales bonaerenses) también fue otro de los gremios que marcó una postura más confrontativa.

La pregunta que resuena del Confederal es ¿queda margen para que el Consejo Directivo no llame a la medida de fuerza buscando un hipotético diálogo con el Gobierno? Por las posturas expresadas no parece existir ese margen, el mandato ha sido claro. Tampoco hay expectativas en que el Gobierno nacional de marcha atrás en las medidas que avanzan sobre los puestos de trabajo y sobre las conquistas que supo ganar el movimiento obrero en Argentina. El escenario pareciera ir hacia una profundización de las diferencias.

En la conferencia de prensa posterior con la presencia del triunvirato Héctor Daer declaró “se consensuó facultar al Consejo Directivo a seguir el debate y las conversaciones con el Poder Ejecutivo. A seguir hablando y generando alianzas con distintos sectores de la sociedad y de no encontrar rectificaciones llevar adelante las medidas convenientes en los momentos que se crean oportunos”.

Juan Carlos Schmid fue el más crítico del triunvirato “Desde abril venimos reclamando. Hay pérdida de empleos, de poder adquisitivo, la problemática de los jubilados, Ganancias. Es un Gobierno que da respuestas con mucha celeridad a otros sectores económicos y que es muy lento para resolver los temas sociales”.

Carlos Acuña, otro de los miembros del triunvirato, por su lado dijo “el que tiene que dar la respuesta es el Gobierno. El movimiento obrero viene teniendo la prudencia necesaria. Los únicos que están aplaudiendo al Presidente son los extranjeros porque los trabajadores en Argentina no están conformes. Podemos seguir dialogando, pero si no tenemos respuesta a l inflación, a la pérdida de salario, la pérdida de puestos de trabajo y el poder adquisitivo de los trabajadores”.

Otro de los puntos que dejó como conclusión el Confederal de la CGT es la postura de una apertura creciente y que se va consolidando de incluir en las discusiones las problemáticas y necesidades de los trabajadores de la economía popular, llamados “informales”. Años atrás esa temática no era parte de la agenda del movimiento obrero organizado pero hoy se impone atender a un vasto sector de la población argentina que trabaja en esas condiciones y que es la más afectada por las políticas de ajuste macrista.

Ahora resta esperar el desarrollo de los acontecimientos. Lo que ha quedado claro hoy es que la postura se va radicalizando, los ejes de la agenda se van corriendo hacia una mirada que la Corriente Federal de Trabajadores viene planteando y desarrollando. Bienvenida la convergencia y las coincidencias de espacios, de trabajadores, que son afectados y sufren las mismas medidas y que en definitiva tienen como horizonte un destino común.

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