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AMICHETTI / «Peleamos contra un proyecto opuesto a nuestros intereses»

Se va el 2016 en un año político turbulento, negativo para los trabajadores a partir de políticas económicas que han generado un mayor desempleo, pérdida de poder adquisitivo y un horizonte incierto ante la desindustrialización en marcha, el voluminoso endeudamiento externo y una predisposición a atacar los derechos laborales. En medio de esta situación política crítica emerge la Corriente Federal de Trabajadores con una posición abiertamente crítica a las posiciones del gobierno nacional. 

En Sindical Federal entrevistamos a Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense y referente de la Corriente Federal. El «Gringo» se refirió a diversos temas, desde el recuerdo del 19 y 20 de diciembre, la discusión por el Impuesto a las Ganancias así como el propio debate dentro de la CGT  y el rol de la Corriente Federal. 

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Esta semana se cumplieron 15 años de las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre. ¿Cuál es su análisis de esos sucesos?

Me parece que fue el detonante de un tiempo bastante prolongado de situaciones muy complicadas social y laboralmente. Ese día tuvo una expresión que se dio desde sectores mismos del pueblo. No pudimos desde las organizaciones encontrar un punto de entendimiento previo al llegar a eso para poder frenar las consecuencias muy nefastas de esas políticas. Desde el punto de vista de los gráficos desde el ´97, ´98 empezábamos a tener consecuencias nefastas para el gremio, como pérdida de fuentes de trabajo. Esto se fue agudizando y lamentablemente no pudimos ponerle freno desde las propias organizaciones y terminó en este estallido que no fue conducido por los sindicatos ni otras organizaciones. Desde ese punto de vista fue una jornada histórica porque se dió fin a un proceso e hizo que un gobierno terminada en retirada, pero por otro lado, nos tendría que servir para estos tiempos, preguntarnos ¿cómo no pudimos en el momento justo que el pueblo a través de sus organizaciones haya podido acortar ese período que tanto daño le hizo.

¿Es más elevada la consciencia popular promedio en estos tiempos que durante los años noventa?

Fueron años de mucha esperanza, veníamos de una realidad mucho más complicada. Veníamos de la hiperinflación que le dio un pie a que avanzara el neoliberalismo con las privatizaciones. Hubo una primera etapa que generó ciertas conformidades en el pueblo y en aIgún sector sindical que participaron de las privatizaciones. Inclusivo en ese primer período, si nos referimos a los gremios industriales hubo una inversión importante. La industria gráfica invirtió bastante en esos primeros años de políticas del uno a uno. Insisto en que en este período las consecuencias se empezaron a ver recién en el año ´97, ´98. Ahora es completamente distinto porque venimos de doce años que hubo fuertes inversiones, recuperación del trabajo y junto con eso se fortalecieron las organizaciones. Hay un grado de militancia y de conciencia de que hay que defender esto que se construyó a lo largo de estos años que no existía en ese momento. A mí me parece que la discusión central sigue pasando por el rol que cumplen las organizaciones, ver qué políticas nos pueden hacer daño, encontrar los puntos de unidad y tener la capacidad de la acción necesaria para no volver a encontrarnos con una situación de debilidad porque esto puede ocurrir. Yo veo que en estos días se le ha puesto mucho esfuerzo a encontrarle una salida al Impuesto a las Ganancias, inclusive hubo movida de acción sindical días atrás, que está muy bien, pero ¿de qué nos sirve pelear por algo que afecta solo a un sector de los trabajadores y no hacerlo contra una política en general que nos está generando una situación de debilidad?

Se discute ganancias y mientras tanto la apertura de importaciones está barriendo con los talleres a lo largo del país.

Es una perspectiva muy desalentadora. Este año ya fue golpeada fuertemente la industria pero no hay políticas que permitan prever en una reactivación a mediano plazo. Esto es muy preocupante y en un marco más general todavía que es la situación de endeudamiento que ya se encuentra el país, algunas decisiones que se han tomado como la ley de Asociación Público-Privado, que vuelve a abrir la puerta a sectores multinacionales avancen en una mayor dominación de recursos naturales. Yo creo hay todo un contexto que amerita que el movimiento obrero en particular y las organizaciones del pueblo en general tendríamos que estar unidos y definiendo estrategias mucho más de fondo para tratar de que esto no siga profundizándose. En la medida en que sigamos dando discusiones parcializadas es como que también vamos dándole oxígeno a las líneas generales de este proyecto que sigue avanzando. Esa es la preocupación más grande que tenemos.

¿Han cumplido las expectativas las organizaciones sindicales y sociales en cuanto a enfrentar las políticas del macrismo?

No, me parece que estamos enredados en el debate, donde hay un sector de las organizaciones que entienden que hay que buscar espacios de negociación para ir resolviendo algunos temas de a poco y están mirando mucho la construcción de una alternativa política para poner algún tipo de freno vía las elecciones del año que viene. Existimos otro tipo de organizaciones que entendemos que hoy tenemos que estar muy unidos dando batalla en la lucha social y que eso mismo va generando una alternativa política muy sólida, muy firme para el año que viene donde por supuesto en el marco de la democracia habrá que demostrar de que hay un descontento muy grande con esta política y que hay una fuerza política que se reconstruye para tratar de acortar el período de este gobierno, que estas políticas no duren más de los cuatro años de mandato. Si tenemos fuerza en la calle y presión, uniéndonos las organizaciones iremos condicionando lo que este gobierno quiere hacer. Ahora, si esto lo hacemos parcialmente la otra concepción de ir negociando tema por tema e ir tratando de sacar algo, a mí me parece como que lo único que estamos haciendo es dándole oxígeno al proyecto que tenemos enfrente, y doy un ejemplo en este sentido: no era lo mismo negociar/discutir reabrir la paritaria que negociar un bono de fin de año. Esto ya tiene un efecto que profundiza la recesión porque la mayoría de los convenios, más allá de que cobren el bono (y que muchísimos no lo van a cobrar, porque no hay acuerdo), evidentemente vamos a entrar en una paritaria con poder adquisitivo golpeado, perdiendo puntos frente a la inflación, y esto a su vez agudiza más la recesión interna. Entonces yo creo que es muy relativa la cuestión de la conquista cuando se negocia punto por punto, esto que ha sido en contra de las ganancias, es decir: indudablemente va a beneficiar a un sector de la sociedad, pero ¿hasta qué punto ese ¿sector se ve beneficiado a mediano plazo, cuando su paritaria va perdiendo poder adquisitivo? O cuando muchos de esos casos, de ese millón y medio de trabajadores que tributa Impuesto a las Ganancias, está en riesgo la continuidad de su puesto de trabajo. Me parece que esto hay que darlo de manera integral, esto es parte del debate que están dando las organizaciones hoy. Nosotros ponemos mucho esfuerzo en preservar espacios de unidad, esto es indudable. Entendemos que si no podemos ponernos de acuerdo en esta cuestión va a ser mucho más dificultosa la cosa, pero tampoco podemos dejar de marcar que estas diferencias existen.

¿Cómo se equilibra la cuestión de no estar de acuerdo con muchas decisiones que va tomando hoy la conducción de la CGT y la pertenencia que la Corriente Federal a seguir integrando y trabajando dentro de la misma?

De la metodología que se utiliza con el tiempo se ven los resultados. Como los compañeros de la CGT probablemente estén hoy valorando este acuerdo que hicieron, que beneficia a un sector de trabajadores, y dirán “bueno, ¿ven? Esto no lo hubiéramos conseguido si hubiéramos ido a un paro o a un plan de lucha”. Nosotros seguiremos mostrándole la otra cara de la moneda, que como decía, no pasa solamente por la actitud centralizada en la construcción de la CGT. Acá ha habido muchísimos compañeros de seccionales que nosotros nos vamos encontrando en el interior que se van construyendo espacios dentro de los debates de la normalización de las regionales. También intersindicales que se van armando como se ha dado en estos últimos días en San Martín, Tres de Febrero, en donde aparecen una cantidad de seccionales, de gremios que a nivel de construcción de CGT parecieran estar más cerca de nuestra metodología que somos críticos y sin embargo en el territorio y las provincias, en cada uno de los lugares, están unificados donde nosotros estamos plantando. Nosotros en ese sentido me parece que la resolución de la cuestión dentro de la CGT se tiene que dar por mayoría de gremios. En la medida que la metodología de ellos diera respuesta, que frene los despidos y frene las políticas más nefastas del gobierno, bienvenido, habrán sido ellos los que estaban en lo cierto, hasta ahora se está demostrando lo contrario. Esta metodología de negociación puede traer algún paliativo mínimo y, por el otro lado, seguimos viendo que nosotros nos vamos uniendo cada vez más con seccionales, con trabajadores y no trabajadores también, hay sectores pymes que se están uniendo a esta cuestión metodológica que planteamos nosotros y estamos armando multisectoriales, estamos debatiendo la cuestión programática. En la medida que crezca eso, se dilucida la cuestión de la CGT, siempre tratando de preservar el criterio de unidad. Hemos insistido muchísimo en que nuestra idea no es que la Corriente sea un sello grande con muchas organizaciones sino que sea, digamos, un disparador de unidades mucho más amplia en donde hay muchísimos gremios que no sólo no son de la Corriente sino que pertenecen a seccionales de conducciones nacionales que están con otra metodología.

Esto irá creciendo, a mí no me cabe ninguna duda, porque nosotros desde la Corriente sí tenemos claro que peleamos contra un proyecto que es totalmente opuesto a nuestros intereses y que no tiene ninguna predisposición, más allá de que negocie algunas migajas, a modificar los ejes centrales, que son autonomía en los sectores primarios, que tiene como fin (aunque lo digan a medias) desvalorizar los derechos a los trabajadores, habla de que los convenios son antiguos. Un día más o un día menos aquellos compañeros que entienden que hay que negociar punto por punto se darán cuenta que con ese proyecto no se puede negociar nada. Y después veremos el aspecto político, porque acá hay muchos compañeros de CGT que entienden que por más que fuéramos al plan de acción que nosotros planteamos, la cosa pasa por la cuestión electoral, y están haciendo infinidad de reuniones y pensarán que hay que unir a algunos sectores políticos para ganar una elección el año que viene. Eso también histórico, en el movimiento obrero siempre se ha dado, los sectores consideran que esto se da en el marco de una discusión electoral y los que consideramos que esto es una lucha de poderes.

Nuestra impresión es que a la Corriente le ha rendido grandes frutos plantear las cosas de modo muy claro, a veces en contraste, pero simultáneamente luchar por la unidad.

También, la realidad demuestra que si en algún momento hay ruptura, esa ruptura se tiene que dar con estos ejes, habiendo insistido hasta el final con la unidad y que se dé un movimiento obrero en acción con una inmensa mayoría de trabajadores dispuesta a asumir una pelea y un programa. Nosotros lo planteamos desde allí, no decimos que vamos a hacer eterno este planteo, de estar en una CGT supeditada a este tipo de estrategias que han elegido los compañeros, pero… si se produce el día de mañana una ruptura en la estructura, como ha ocurrido muchas otras veces en la historia, tendrá que ser por una acción muy clara, muy de frente, y que permita a los sectores que entendemos que hay que utilizar estas otras metodologías haber crecido lo suficiente como para tener incidencia.

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