Corriente Federal de Trabajadores
Por HÉCTOR AMICHETTI*
Macri parece ser el último hombre de una historia que a pesar del promocionado anuncio de Fukuyama, evidentemente no ha terminado.
El boliviano García Linera asegura con gran lucidez que la globalización que presumía de inmortal en los años ’90, ahora ha fallecido.
La política de Trump contradice la predicción de Fukuyama y todo vuelve a la normalidad por los siglos de los siglos.
El flamante presidente de los Estados Unidos amenazó esta semana a General Motors, Ford y Toyota, diciéndoles que si no desisten en los planes de montar sus fábricas y producir vehículos en México les impondrá «grandes impuestos fronterizos».
Deben invertir en el país, de lo contrario recibirán palos.
Trump decidió así prenderle fuego al NAFTA.
¡Chau «Libre Comercio»!
La historia del gran país del norte va del fin del «laisser fair» anunciado por Keynes y ejecutado por Rossevelt, al Consenso de Washington, Ronald Reagan y Milton Friedman.
Del no dejar hacer todo al mercado a que el mercado lo haga todo y nuevamente no dejarle hacer todo.
Friedman, el de «Capitalismo y Libertad» que aborrecía la mínima intervención del Estado, fundó la Escuela de Chicago que formó a los «Chicago Boys» latinoamericanos que a mediados de los ’70 pusieron en práctica sus teorías económicas bajo el amparo de los genocidios ejecutados en Argentina y Chile.
La historia va y viene… durante la semana que culmina, un pichón de «Chicago Boy» enmascarado, entusiasta practicante de periodismo, abrumó con espectaculares ideas relacionadas con un ajuste mágico (incípido e indoloro): reducción de costos laborales para promover el empleo actuamente no registrado, eliminación de «ineficaces» planes a cargo del Estado, mayor apertura de la importación para contener los aumentos de precios, etc. etc.
Entusiasta el hombre, con viejas ideas que pretende presentar como novedosas, aunque los vientos del mundo le soplen en contra.
La Alianza del Transpacífico naufraga, la inversión extranjera directa desvía su camino, los «salvadores» créditos externos se encarecen.
Los argentinos y argentinas piden trabajo y mejores salarios.
Macri parece el último hombre de una historia que definitivamente no ha finalizado, más bien parece ser empujada a recorrer nuevos y felices tramos de un glorioso pasado.
Voy a transcribir a continuación, un par de párrafos incluídos en el libro «La Doctrina del Shock» «El auge del capitalismo del desastre«, por la escritora canadiense Naomí Klein:
«Los políticos nacionalistas como el argentino Juan Perón pusieron en práctica sus ideas con enorme placer volcando grandes cantidades de dinero público en infraestructura como autopistas y fundiciones, ofreciendo a los empresarios locales generosos subsidios para que construyeran fábricas que fabricaran coches o lavadoras y evitando la entrada de productos extranjeros con unos aranceles prohibitivamente altos.
Los trabajadores de las nuevas fábricas fundaron poderosos sindicatos que negociaron salarios de clase media y sus hijos estudiaron en las recién construídas universidades públicas. La enorme distancia entre la élite de club de polo de la región y las masas campesinas empezó a acortarse.
En la década de 1950 Argentina tenía la clase media más numerosa de todo el continente…
Allí estaba la prueba de que si se seguían políticas prácticas e inteligentes y se implementaban de forma agresiva, la brecha de clases entre el Primer y el Tercer Mundo podía de verdad cerrarse».
Podríamos decir que es lo que reclaman hoy los pueblos del mundo; tanto del Primer como del Tercer Mundo.
¡Concepción Humanista… Economía Peronista!.
Por lo menos en nuestra querida Argentina, retornar al Peronismo es recuperar Felicidad para el Pueblo y Grandeza para la Nación.
¡Ni más ni menos!
* FEDERACIÓN GRÁFICA BONAERENSE / CORRIENTE FEDERAL DE TRABAJADORES
