Corriente Federal de Trabajadores
Por HÉCTOR AMICHETTI (Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores)
Añeja obsesión oligárquica…
Alguna vez se calificó al diario La Nación como tinta de oligarquía.
El 24 de septiembre de 1955, tras el derrocamiento del gobierno democrático de Juan Perón, el diario fundado por Bartolomé Mitre destacó en su tapa el «indescriptible entusiasmo» por la jura de Lonardi y el «conmovedor recibimiento tributado» a Isaac Rojas.
De allí en más, no hay como leer La Nación para enterarse de las metas que persigue la oligarquía.
Vale una sintética hojeada de la edición de hoy.
En una breve nota, el Secretario de Empleo Miguel Angel Ponte, con inclinaciones de nutricionista por aquello de «comer y descomer», promueve las pasantías «para que las compañías abran las puertas del empleo». El hombre de Techint se muestra preocupado por la «empleabilidad» (el trabajo es cosa de peronistas).
En otra página, el periodista Javier Adrogué elogia la conducta del Sindicato Petrolero de Neuquén por contribuir a bajar el costo laboral a los inversores de Vaca Muerta. Asegura que es el camino a seguir por otras actividades.
Adrogué denuncia en general abusos en el crédito que las empresas deben pagar a los delegados y señala que hay conquistas laborales que ponen en riesgo la estabilidad misma de los empleo.
En un reportaje, el entrevistado Julio Portalatin, CEO global de Mercer, especialista en consultoría a empresas en temas de salud y pensiones, opina que hay que aumentar la edad jubilatoria. Sin pelos en la lengua dice «Hoy se vive más y habrá que trabajar más, aunque nadie quiera oírlo».
El artículo de Paula Urien afirma que la reactivación viene desde el campo, que ya se ha puesto en marcha y genera empleo.
Unas páginas más adelante, el bodeguero Nicolás Catena Zapata, Master de la Columbia University de Nueva York, opina que si la importación fuera más libre seríamos más competitivos y agrega que para bajar la inflación hace falta algo de recesión y desempleo, rematando con esta frase: «si los sindicatos firman por encima de la meta inflacionaria del 17% serán los culpables de la menor reactivación».
En temas internacionales el espacio es para el embajador de Gran Bretaña, quien valora la mejora en las relaciones con Argentina a partir de Macri y señala que hay que fortalecer las relaciones bilaterales sin hablar de la soberanía de Malvinas.
El gorilismo de los columnistas no se oculta.
Seguramente preocupado por la próxima contienda electoral, el periodista Pablo Sirven opina que la crispada y mediática presencia de Cristina en el escenario político impide que se geste un nuevo líder en el peronismo, «es como el DIU en el útero de las mujeres», señala con cierta molestia.
Por último, y para demostrar que la tinta oligárquica se consume desde hace décadas en la obsesión de ver al Peronismo enteramente liquidado, el periodista Jorge Fernández Díaz, en su artículo titulado: «la historia que nadie quiere volver a oír», busca reinstalar «la historia violenta de los ’70» poniendo a Perón y los Montoneros como la representación del otro «demonio» que no terminan de instalar en la historia.
«El justicialismo cometió crímenes de lesa humanidad y Montoneros no hizo nada para frenar el golpe (de marzo del ’76); por lo tanto, también fue cómplice de la noche más larga y oculta».
Qué sencilla sería la historia para el diario La Nación y la oligarquía, si ese máldito fenómeno llamado Peronismo no hubiera nunca existido.
Seguramente hoy no necesitarían plantear el desafío de volver a aquella añorada «Década Infame».
