Corriente Federal de Trabajadores
La Corriente Federal de Trabajadores será parte de la inmensa marcha en defensa de la producción nacional. En un hecho político de enorme envergadura madura la posición de este espacio político de confrontar con las medidas económicas del gobierno de Mauricio Macri que busca disciplinar al movimiento obrero con políticas que impactan de lleno sobre los trabajadores.
Por LEONARDO MARTÍN
Se descuenta que será multitudinaria, no está en discusión su representación de los sectores mayoritarios de la sociedad y, el tiempo dirá, si queda en la historia como una muestra contundente de descontento que comience a marcar el principio del fin de la experiencia macrista en el gobierno. La catalización de una expresión de repudio a políticas que afectan negativamente al empleo y la producción nacional y el parteaguas que sintetice el creciente malhumor social.
Comenzó siendo una marcha planificada por los gremios industriales integrantes de la CGT, pero rápidamente se fueron sumando otros actores sociales. En primer lugar el resto de los gremios de la CGT dieron su apoyo porque también son afectados por estas políticas y porque el mentado Diálogo por la Producción y el Trabajo no resultó más que una cáscara vacía.
Con el correr de los días fueron confirmando su participación otras organizaciones. Ambas CTA confluyen en la protesta, organizaciones de la economía popular en su condición de trabajadores y también en protesta por la falta de reglamentación de la ley de Emergencia Social sancionada en diciembre pasado. Estarán los gremios docentes ninguneados y maltratados por el gobierno nacional que pretende que acuerden salarios a la baja y los desprestigia con una brutal campaña mediática.
También dieron su adhesión el Partido Justicialista, el Frente Renovador, así como otras organizaciones políticas y sociales. Llamativo, en realidad no tanto, dieron su adhesión cámaras empresarias como CGERA y CAME que también sufren con la baja de la actividad y con la merma del mercado interno. En definitiva el destino mayoritario de esas empresas es el mismo que el de los trabajadores con estas políticas, la zozobra económica o directamente la quiebra.
Deterioro del mercado interno a partir de la pérdida de poder adquisitivo, tarifazos impagables para pequeñas y medianas empresas, apertura de importaciones son algunas de las medidas que jaquean la industria nacional. Como ocurrió durante la dictadura militar con Martínez de Hoz como Ministro de Economía o en la Convertibilidad de Ménem y Cavallo hay un proceso desindustrializador en marcha.
La Corriente Federal de Trabajadores desde un principio mantuvo una posición confrontativa frente a las políticas de Cambiemos reivindicando la producción nacional y el trabajo argentino. Como ningún otro sector sindical levantó rápidamente las banderas para denunciar las previsibles políticas de este gobierno. En su programa de 26 puntos afirma la imperiosa necesidad de cuidar el empleos y bregar por la protección de la industria nacional.
La Federación Gráfica Bonaerense, Sindicato de Obreros Curtidores, Atilra (lecheros), Aceiteros de San Lorenzo, Petroquímicos de Fray Luis Beltrán (Santa Fe), Unión Obrera Molinera Argentina, gráficos de Córdoba y Tucumán, así como importantes seccionales de la UOM como Zárate-Campana y La Matanza son los sindicatos que integran la Corriente Federal ligados a la producción industrial.
En Argentina se calcula en 1,2 millones la cantidad de trabajadores industriales. Un sector clave por la cantidad de empleos que aporta y por el valor agregado que genera. Un proyecto de país sin industria condena a la Argentina a una sociedad con altos niveles de desempleo, flexibilización laboral, marginación y pobreza, asimetría en la redistribución de la riqueza. Además de un país completamente subalterno en el tablero mundial.
Héctor Amichetti, de la Federación Gráfica, sintetizó la postura: “Las políticas de este Gobierno son muy perjudiciales para el movimiento obrero y para la amplia mayoría de los sectores nacionales”. Agregó: “Desembocamos en esta marcha del 7 de marzo que tiene un reflejo de lo que veníamos planteando dentro de la CGT”.
“Buscan una política de salarios de bajo poder adquisitivo para contener la inflación. Hay una cuestión de fondo que se empalma con los sectores de la industria y la caída del mercado interno. Hay un cuestionamiento general a la política que está llevando adelante el gobierno. La marcha será una expresión muy clara de trabajadores en la calle“ describió el referente de la Corriente Federal.
Por citar un caso, lo que ocurre en el rubro gráfico es paradigmático. Importaciones que en el 2016 se duplicaron y una producción en caída. Después de la notable recuperación que vivió el sector desde el 2003 en adelante hoy la perspectiva no es alentadora. Por ejemplo, en la impresión de libros, en 2003 se imprimieron 35 millones, contra 128 millones en 2014. Hoy la producción está en declive. Con ello más temprano que tarde también peligran los empleos.
Walter Correa, secretario general de los curtidores, también se refirió a la movilización: “ Va a ser una marcha masiva, estamos gratamente desbordados. Lo empezamos los sindicatos de industria pero hoy es un pueblo que abraza esta movilización que es del pueblo y los trabajadores. Es el grito de lo que ignora el macrismo. El otro país”.
DATOS PARA COMPRENDER EL PELIGRO QUE VIVE LA INDUSTRIA NACIONAL
La industria y la construcción son dos de los sectores más perjudicados por las políticas de Cambiemos. Con el correr de los meses la industria fue empeorando su situación con cierres de empresas, despidos, suspensiones, cooperativas que atraviesan una situación muy compleja.
Según el INDEC el retroceso en 2016 fue del 4,6 % respecto al 2015, situación que se mantuvo a comienzos de este año con otra caída del 1,1% en enero pasado. Además con el cierre de numerosos establecimientos como ocurrió en AGR-Clarín, Atanor, Cerámica San Lorenzo, Mefro Wheels, Alpargatas entre las más conocidas o suspensiones en el sector automotriz siendo el más reciente los 600 dispuestos por Volkswagen.
Según el Centro de Economía Política (CEPA) desde que asumió Mauricio Macri, en el sector de la producción, el más perjudicado es la rama metalúrgica con 17.567 despidos y suspensiones. En el rubro textil ( 3752 despidos y 11.820 suspensiones), automotriz (9410 bajas laborales), alimentación (7469), energético (4042), calzado (1848 despidos y 240 suspensiones), portuarios (1120 puestos), marítimos (1510), químico (638), aeronáutica (600), láctea (709), papelero (468), maderera (271), plástico (406) y curtiembres (314).
Esta situación se acentuó en enero pasado donde del total de los despidos el 70% pertenece a gremios industriales.
La apertura importadora es otra gran amenaza, al competir con la producción asiática que cuenta con un dumping social escandaloso. Imposible competir contra una escala gigante y salarios que en nuestro país serían considerados una auténtica miseria.
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), dio a conocer semanas atrás un informe donde reveló que las importaciones crecieron en 2016 un 17% (con un mercado a la baja). Lo grave es que en enero pasado aumentó a un ritmo del 22% respecto al mismo mes del 2016.
EL ACTO
La movilización pinta para ser impactante. Algunos hablan de un piso de 250 mil trabajadores, otros arriesgan cifras incluso mucho más altas. La concentración comenzará desde el mediodía en la Avenida 9 de Julio en donde concentrarán los gremios de la CGT. La CTA hará lo suyo en Paseo Colón e Independencia.
El acto comenzará cerca de las cuatro de la tarde donde en principio habrá discursos de cada uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT.
El escenario estará dispuesto un lugar poco ortodoxo para la multitud que se espera. No es previsiblemente la Plaza de Mayo, sino en Diagonal Sur y Chacabuco en orientación a la Avenida Belgrano.
