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SEMANA DE DESPIDOS / El plan económico del macrismo y sus consecuencias

Por LEONARDO MARTÍN

Ha sido una semana sumamente negativa para el empleo en Argentina en un período francamente malo en ese aspecto. En una semana donde las discusiones centrales pasan por el armado de las listas de cara a las próximas elecciones legislativas y mientras los medios de comunicación se entretienen con el paso infortunado del “Rey de la Salada” se han producido despidos masivos, cierres de empresas de magnitud en una situación social que se agrava día a día.

Las políticas económicas del macrismo están provocando aquello que tanto se pronosticó y a lo que se intentó desacreditar denominándolo “campaña del miedo” en la previa de las últimas elecciones presidenciales. Los hechos están a la vista, su enumeración no llega a transmitir el real impacto, el drama,  que ello provoca en la vida de muchas familias.

El cierre intempestivo de la planta de la multinacional PepsiCo en Vicente López dejando 600 trabajadores en la calle. Ayer la noticia de 700 despidos directos ligados a la construcción en Atucha, Zárate, en una zona muy golpeada también días atrás por 170 despidos en la empresa alemana Lanxess que traslada su producción a Sudáfrica y por tantos despidos que se vienen produciendo en otras industrias de la región. En otro rubro, que no es el industrial, la semana pasada también se conocieron 60 despidos por el cierre de la productora de contenidos audiovisuales Eyeworks del poderoso actor global en los medios Grupo Warner.

Yendo para el interior del país, Puma también anunció que dejará de producir perdiéndose de ese modo 180 puestos en las localidades de Chilecito y Chamical. Otro golpe a un industria textil a la que el macrismo está arrastrando a una fase terminal. Algo similar ocurre en la empresa  de calzado Dass en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, que anunció que suspenderá a gran parte de sus trabajadores al menos hasta fin de año. El día después es incierto, pero es posible prever que culminarán en despidos masivos ante un sector golpeado por la merma del mercado interno y por la apertura importadora.

Si nos remitimos a la provincia de Buenos Aires a más de cuatro meses de iniciada aún sigue sin tener atisbos de resolución la paritaria docente donde el gobierno “del rostro humano” de Cambiemos busca disciplinar a los maestros con descuentos salvajes en salarios de por sí magros. Lo mismo ocurre con los Judiciales y los trabajadores de la salud que semana a semana vienen tomando medidas de fuerza en la Provincia.

En Córdoba aún luchan por su reincorporación 180 choferes despedidos por tomar medidas de fuerza. Disciplina o garrotazos es la política común que se observa en el Gobierno a nivel nacional y réplicas  provinciales como sucede en Buenos Aires, Córdoba o Mendoza.

En la provincia de Santa Fe los trabajadores de Mefro Wheels, empresa que está en proceso de cambiar de propietarios como modo de evitar su cierre, denuncian que el Gobierno nacional está incumpliendo su compromiso de pagar una parte de su salario hasta que vuelva a funcionar normalmente. Podríamos agregar Cresta Roja en esa lista.  Otra práctica de desprecio por el trabajo que se suma al reciente escándalo donde se quitaron pensiones a personas con discapacidad y también se amenaza a pensionados, muchas personas de avanzada edad, en situación de extrema vulnerabilidad, para que justifiquen de donde provienen las pensiones. El ajuste en su cara más salvaje.

También está la situación en Sancor, que abarca las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires donde penden de un hilo miles de empleos y con ello la vida de muchos pueblos donde las fábricas de Sancor son el principal sustento. Situación que aprovecha el Gobierno nacional y las patronales del sector para avanzar en la flexibilización laboral del resto de los trabajadores lecheros. Un chantaje donde se busca enfrentar a trabajadores entre sí.

Yendo al plano nacional ayer gremios que nuclean docentes universitarios han comunicado que no tomarán los exámenes finales de julio ni comenzarán el próximo cuatrimestre si no hay un respuesta satisfactoria en la propuesta salarial. También empleados de ANSES nucleados en Secasfpi, ATE y APOPS han tomado medidas de fuerza desconociendo el acuerdo paritario firmado por UPCN.

Describir cada conflicto resulta agotador porque son demasiados. El riesgo de describir desde el lamento está latente, pasó en los años noventa, en donde el país se derrumbaba año a año ante una incapacidad de articular una respuesta amplia, un contrapeso efectivo a las fuerzas neoliberales. Hoy no parece viable que se repita esa historia, hay una consciencia más extendida de las consecuencia de esas políticas y aún organizaciones fuertes para enfrentarlo, entre ellas las sindicales.

El avance del Gobierno para consolidar la matriz económica que defiende actúa dando batallas simultáneas en diversos frentes. Lo hace desde las políticas económicas, desde el ataque a la Justicia Laboral y el accionar desde los medios de comunicación de mayor volumen.

Genera desempleo a partir de políticas recesivas, apertura importadora, tarifazos y tasas para créditos usurarias como modo para disciplinar a las organizaciones sindicales y su capacidad de negociación para mejorar salarios.

Otro frente es la Justicia desde donde se busca disciplinarla bajo el diagnóstico de que existe una “litigiosidad laboral muy alta”. Palabras que vienen desde el coucheado (sincero en este caso)  discurso del propio Presidente y del ministro de Trabajo Triaca que ven en los juicios laborales el motivo de la quiebra de empresas, en decisiones de no tomar trabajadores y no el camino que tienen los trabajadores de reclamar por incumplimientos, enfermedades u accidentes por falta de la responsabilidad patronal de la prevención. Por otro lado el ataque a la Justicia Laboral se completa con juicios políticos a aquellos jueces que hacen cumplir la ley pero que molestan los intereses empresariales o del Gobierno. El caso emblemático es lo que sucedió con el pedido de juicio político a los jueces de Enrique Arias Gibert y Graciela Marino que fallaron a favor de la postura de la bancaria en su negociación paritaria.

Para completar la estrategia está la pata comunicacional donde los medios de comunicación con capacidad con mayor capacidad de fuego día a día buscan moldear una opinión pública con un discurso antisindical y deplorando a las organización sociales y políticas, defendiendo las indefendibles políticas del Gobierno nacional de empobrecimiento para las mayorías, de endeudamiento externo, de pérdida de soberanía.  Alguno lo hará por convicción, reforzada por el dinero seguramente, otros directamente desde el mercenarismo más llano.

¿Y entonces? ¿Cómo enfrentar este panorama sombrío, este plan económico que engendra un desastre social? Días atrás a partir de expresiones por parte de dirigentes de la CGT se reactivó la posibilidad tomar medidas como podrían ser una movilización o retomar la posibilidad de un paro. Vale decir que la Corriente Federal de Trabajadores es el espacio político sindical que siempre ha tenido una postura definida en oposición a las políticas destructivas del Gobierno nacional, en donde sus dirigentes expresaron que no había posibilidad de negociación con el actual proyecto económico.

También fue el espacio que tras las masivas marchas de marzo y el paro general de abril pasado salió a reclamar por el llamado a un Confederal dentro de la CGT para delinear a un plan de acción. El espanto por las  políticas del macrismo,  está llevando a que sectores sindicales vayan confluyendo. No es un proceso inevitable, es un proceso para al que hay condiciones favorables pero que exige un trabajo de acercar posiciones, dejar atrás rencores o diferencias menores, en pos de un objetivo mayor que es provocar el retroceso de las políticas neoliberales y con ello los puestos de trabajo, el salario y la producción nacional.

Queda pendiente la construcción de un gran frente nacional con todos aquellos afectados o que van quedando en el camino en el recorrido macrista. Un frente con contenido, con un programa de Gobierno en donde los pilares sean la protección del empleo, el desarrollo nacional genuino con industrialización con investigación para aportar en mejoras tecnológicas, con una justa redistribución de la riqueza, con una mirada política autónoma donde confluya con los países latinoamericanos, con un sistema financiero que no promueva la timba, la evasión y fuga de capitales y que se convierta en una herramienta para el desarrollo. También en donde cambie un sistema comunicacional que hoy de modo aplastante construye un sentido común que viabiliza en el campo de las ideas, en la denominada “batalla cultural”, la imposición de políticas para minorías que, a contramano de sus intereses, son apoyadas por mayorías.

El desafío es enorme, por supuesto, pero no es imposible.    

 

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