Corriente Federal de Trabajadores
Por LEONARDO MARTÍN
Los sindicatos del sector aerocomercial están con la guardia en alto ante el inminente aterrizaje forzoso de las denominadas aerolíneas low cost. Ayer se realizó la segunda audiencia pública en el Teatro de la Ribera en el barrio de La Boca donde nueve líneas aéreas – mayormente con la pretensión de serlo- expusieron argumentos y planes de inversión para lograr la asignación de rutas regulares.
La consigna marketinera de la “Revolución de los Aviones” esbozada por los funcionarios del Gobierno con la promesa para los usuarios de una supuesta baja en el costo en los pasajes es uno de los argumentos centrales para propiciar esta liberalización de las rutas aéreas. Los gremios del sector, sin embargo, han salido a manifestar fuertes críticas frente a ese plan movilizándose a la puerta del Teatro de la Ribera y paralizando por unas horas el funcionamiento de los aeropuertos debido a asambleas que desarrollaron los trabajadores.
Pablo Biró, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y, también, referente de la Corriente Federal de Trabajadores disparó “Estamos en contra de la liberalización total del espacio aéreo porque trae destrucción de las líneas aéreas, pérdida de seguridad y de empleos, precarización del trabajo” resumió.
El sindicato que lidera Biró (APLA), es uno de los cinco gremios del sector aerocomercial que se han unido para resistir a estas políticas. El resto son la Unión de Personal de Seguridad Aérea (UPSA), la Asociación del Personal Técnico Aeronaútico (APTA), Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (UALA) y la Asociación del Personal Aeronaútico (APA). A la movilización de ayer se sumó, también, la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA).
Esta unidad en acción ha sido un paso adelante para un sector en donde los gremios arrastran diferencias de criterios que hasta el arribo macrista parecían difíciles de conciliar. Hay que remontarse para una situación similar hasta el explosivo 2001 en donde existió una unidad cerrada para no permitir la quiebra y desaparición de Aerolíneas Argentinas, en manos españolas tras la escandalosa privatización en los años noventa.
“La liberación de la aviación aerocomercial ha traído consecuencias catastróficas en el mundo, desde lo económico, lo demográfico, desde el servicio al usuario con el engaño de que uno va a volar más barato y después cuando lee la letra chica hay que pagar todo aparte. El formato low cost no existe, es una técnica de marketing” apunta Biró.
En Argentina las políticas neoliberales durante los años noventa resultaron un fracaso rotundo en la perdurabilidad de las aerolíneas, quebrando la mayoría de ellas. Biró recordó que “la liberalización en los noventa quebró a todas las compañías , Dinar, Lapa, Southern Winds, inclusive Aerolíneas Argentinas y Austral. A todas el Estado las tuvo que salir a rescatar, la sociedad las tuvo que salir a rescatar”.
“La liberalización que quiere instalar el Gobierno es un descontrol en una estructura que está colapsada con problemas gravísimos, con falta de recursos de todo tipo, sin las inversiones en infraestructura, con un nivel de negligencia e irresponsabilidad tremendo. El sistema no aguanta tanta aerolíneas dispuestas a volar. Los radares se apagan, hay problemas de comunicación, no hay lugares en las plataformas de los aeropuertos, controladores sin personal ni capacitación ” describe el referente de la Corriente Federal de Trabajadores. “Tienen que hacer un plan integral sostenido que lo soporte el sistema. No se puede expandir violentamente sin un plan” concluye.
LOS DÉFICITS EN SEGURIDAD, LA PRECARIZACIÓN LABORAL PRETENDIDA
El mensaje con el que se busca seducir a la sociedad es que con las aerolíneas de “bajo costo” se podrá viajar con pasajes más económicos. Una aspiración legítima en la sociedad en un país de las dimensiones de Argentina y para poder disfrutar de un medio de transporte más veloz para el turismo. Además de un alivio en tiempos donde el ajuste del macrismo en curso achica el poder adquisitivo de la mayoría de los argentinos.
Pero para lograr esa supuesta baja en el costo del pasaje el interrogante que se abre es ¿qué se va a ajustar? ¿Qué parte de los presupuestos de las aerolíneas sufrirán los recortes? Los referentes sindicales apuntan a dos rubros sensibles: la seguridad y una flexibilización laboral, ambas entrelazadas.
Falta de inversión en seguridad en infraestructuras colapsadas, mantenimientos técnicos, formación de los trabajadores y simultáneamente bajar los niveles de seguridad en relación a la tarea de los pilotos.
“Buscan bajar la inversión apuntando a nuestros convenios que tienen regulaciones de salario, condiciones, pero también descansos mínimos, actividades máximas, entrenamientos, standares de seguridad elevados que tienen que ver con los tripulantes y con el usuario” explica Biró.
Como ejemplos señala a lo que sucedió con LAPA y el trágico accidente en el Aeroparque Jorge Newbery en 1997 y el más reciente de Lamia, estrellado en las sierras cercanas a Medellín, mientras llevaba al plantel de Chapecoense a disputar la final de la Copa Sudamericana. En el caso de LAPA, empresa emblemática de la liberalización aerocomercial durante los años noventa, por falta de inversión, flexibilización y desidia empresaria. En el caso de Lamia por quedarse sin combustible para abaratar costos evitando hacer una escala. Dos ejemplos impactantes y dolorosos para tener en cuenta.
Un aspecto donde Biró lanza críticas ácidas es los encargados de tomar las decisiones para el sector que arribaron con un profundo desconocimiento, de dirigir empresas sin relación alguna con el rubro aerocomercial. Juan Irigoin, titular de la Agencia de Aviación Civil (ANAC) organismo encargado de la regulación es el mejor ejemplo. Previo a recalar en la ANAC, con experiencia en el rubro de salud, recientemente CEO de una empresa dedica a realizar diálisis según informa su currículum en la web de la ANAC. Un esperpento más de los muchos que hay en el Gobierno poblado de ministros y funcionarios que llegaron para propiciar negocios para ellos mismos – o para los amigos- desde el Estado, primero desde una posición ética muy resbaladiza y en segundo lugar con un conflicto de intereses desvergonzado.
Respecto a las decisiones en materia aerocomercial Biró no tiene dudas: “Están escondiendo intereses espurios, detrás de algunas empresas hay escondidos funcionarios del Gobierno. Tomaron el Estado por asalto”. Al mismo tiempo reclama “la aviación tiene problemas serios y necesitamos gente seria. No tenemos un interlocutor serio con quien hablar”.
EL SIMULACRO DE AUDIENCIA PÚBLICA
La audiencia pública, como comentábamos líneas arriba, se realizó en el Teatro de la Ribera en el barrio de La Boca, ubicado a metros del Riachuelo. Se puede presumir como un lugar estratégico para que no sea visible para la opinión pública con seis sindicatos marchando y con fuertes críticas. Fue la segunda audiencia pública para tratar este tema, la anterior fue en diciembre de 2016 donde se entregaron 135 rutas que aún no están activas porque la empresas no tienen la capacidad operativa. Una muestra de la endeblez societaria, financiera y técnica de las empresas que buscan ingresar al mercado.
En esta audiencia nueve líneas aéreas expusieron los argumentos y los planes de inversión. La mayoría de las rutas pedidas son donde ya vuela Austral, es decir que Aerolíneas Argentinas (AA), la aerolínea de bandera, sufrirá una extendida competencia de compañías de origen dudoso impactando previsiblemente en las finanzas dando lugar a la letanía del déficit que arrastra desconociendo la función estratégica que cumple AA a partir de la conectividad y el aporte al desarrollo de economías regionales.
Ejemplificando en las desprolijidades – por poner un nombre muy elegante- Biró señaló: “Para convocar a Audiencias Públicas debe convocar a una junta asesora del transporte aéreo. La Autoridad Nacional de Aviación Civil (ANAT) tiene una presidente que se llama Juan Irigoín que tenía que designar a una Junta Asesora que es la que garantiza transparencia para asesorar a la ANAT, para otorgar las rutas. Desvergonzadamente la ANAT designa a Juan Irigoín para que Macri, Quintana y Lopetegui sigan haciendo negocios” descarga el titular de los pilotos.
Sumado a ello señaló: “La audiencia pública fue un formalismo total, redujo los tiempos de exposición de 15 a 5 minutos. La audiencia pública termina siendo un formalismo y un manoseo a los usuarios, a los trabajadores”.
El argumento utilizado por el ministro de Transporte Guillermo Dietrich y por las mismas compañías es que se generarán miles de empleos directos e indirectos y a tono con el ideario liberal a más oferta y competencia mejorarán los precios para los usuarios. Más que eso, la urgencia parece ser acomodar los negocios a futuro propios y de las empresas que representan, es esta inesperada estadía en el manejo del Estado. Un posición extremadamente privilegiada la cual, en su ambición empresaria, sería un pecado desperdiciar.
