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CAMINO AL CONFEDERAL / «Vamos a seguir planteando el plan de acción y un paro nacional»

CGT azopardo

Los tres miembros del triunvirato de de la CGT y un Consejo Directivo casi completo recibieron el jueves pasado al Ministro de Trabajo Jorge Triaca en el edificio de la calle Azopardo. Una reunión en donde parecen quedar atrás desavenencias recientes con la conducción, especialmente tras la marcha convocada en agosto pasado y en un Comité Central Confederal planificado para los próximos días que en algunos sectores que genera preocupación por lo que pueda surgir con una participación amplia del espectro sindical.

La principal promesa del ministro Triaca en la reunión fue que el Gobierno no piensa impulsar una reforma a la brasileña, es decir un retroceso precarizador, antisindical, difícil de tragar, en el que al menos como instinto de supervivencia obligaba al sindicalismo a reaccionar. La promesa fue una reforma baja en calorías, con acuerdos sectoriales, en donde el ejemplo de Vaca Muerta, con la resignación de ciertos derechos por parte de los trabajadores a cambio de la promesa de mantener los empleos, es el ejemplo edificante para el resto.

Sumado a ello, la promesa de un blanqueo masivo en una mercado laboral en donde la cifra de trabajadores informales supera el 30% suena una propuesta atractiva en algunos oídos. Es necesario leer el prospecto para notificarse de las contraindicaciones. Como suele ocurrir, la motivación para el blanqueo suele ser la rebaja de impuestos para incentivar la contratación blanco, especialmente de aportes patronales. El riesgo de desfinanciar otras áreas del Estado está siempre presente, especialmente al sistema previsional.

También trascendió que hubo promesas amigables en donde los gremios podrían participar de la fiscalización para realizar el blanqueo, una atención especial hacia problemáticas que atraviesan las obras sociales y medidas activas para propiciar la formación de los trabajadores.

La reunión parece desactivar la posibilidad de un paro nacional y de un plan de lucha por parte de la CGT, al menos, en el plano y diagnósticos de la conducción. El Confederal a realizarse el próximo 3 de octubre (llamativamente en el auditorio de La Fraternidad, lejos del simbólico salón Felipe Vallese del edificio de la calle Azopardo) será todo una prueba para testear estas promesas lejos del calor de la reunión de Consejo Directivo y si con una presencia mayoritaria de los gremios que integran CGT.

La Corriente Federal de Trabajadores viene pidiendo la realización de un Confederal desde marzo pasado con el objetivo de plantear  un plan de acción que incluya un paro nacional. En la óptica de los dirigentes de la Corriente la situación económica no varió desde marzo hacia aquí, empeoró o se ratificó aún más, en cuanto a que a este proyecto político, hoy representando por Mauricio Macri y su séquito de CEO´s, es necesario confrontarlo. Endeudamiento externo galopante, desindustrialización, precarización del empleo sumado a un estado de derecho cada vez más cuestionado. En el diagnóstico de la CFT es imprescindible detener a este proyecto político, destinado  para  beneficios de minorías y profundamente perjudicial para las grandes mayorías.  

Dirigentes de la Corriente Federal de Trabajadores se han expresado en la semana acerca de la visita del ministro Triaca a CGT, de las reformas planteadas, del Confederal que se realizará el próximo 3 de octubre. La Corriente Federal participará del Confederal llevando la misma postura que viene expresando: promover un plan de acción, que contemple un paro nacional, abogar por la unidad del movimiento obrero con un programa como base necesaria para afrontar el debate.

En un acto realizado días atrás de la Multisectorial en Defensa de la Seguridad Social el referente bancario  Sergio Palazzo disparó respecto al Confederal:  “Seguimos pensando lo mismo que en el debate en Ferro (en julio pasado). No han cambiado las condiciones objetivas de este país para que levantemos el plan de lucha y el paro”.

El titular del gremio gráfico, Héctor Amichetti, amplió la mirada:  “Hoy no podemos discutir la reivindicaciones laborales si no podemos discutir el rediseño económico. Es necesario pararnos en una posición donde defendamos un proyecto de país, que la economía esté al servicio de la producción, la industria nacional, el mercado interno. Si no es así no hay manera de defender derechos laborales”.

Walter Correa (curtidores), por su lado, expresó: “No hemos modificado nuestro criterio. La idea central del Confederal es debatir y establecer un plan de lucha. Más allá de los matices que tenemos dentro del movimiento de obrero debemos tener una posición clara”.

Vanesa Siley (judiciales porteños) agregó: “Vamos a llevar la misma posición que venimos sosteniendo para que la CGT determine, en este órgano, que es el más democrático y es vinculante un plan de lucha de largo plazo para discutir con el Gobierno la política económica”.

Carlos Minucci (personal superior de empresas de energía eléctrica) afirmó: “Sostenemos que a este Gobierno hay que hacerle frente porque este Gobierno tiene una política conservadora del estilo preperonismo. Vamos a ir al Confederal a sostener el plan de lucha y el paro general. La Corriente marcó, en sus análisis previos las tendencias que se están dando en la economía”.

Más allá de las promesas de Triaca de no ir a una reforma profunda como la brasileña los dirigentes de la Corriente Federal se mostraron desconfiados y advirtieron sobre las intenciones del Gobierno.

Siley opinó al respecto: “El Gobierno va a negar todo antes del 22 de octubre, como ya lo hicieron en el 2015. Dijeron ‘vamos a dejar todo lo bueno y mejorar lo malo’, algo tan abstracto que no dice nada e hicieron lo contrario. Ahora afirman que no va haber flexibilización como en Brasil, claramente, los argentinos no tenemos garantías de que eso no vaya a suceder”.

En esa línea Minucci, agregó “decir que volvimos al diálogo después de dos años de diálogo perdido, que no van por la flexibilidad brasileña cuando sabemos que van por eso”.

LA UNIDAD ¿EN DUDA?

De cara al Confederal se plantea el tema de la unidad, ¿corre riesgo de fracturarse la CGT si no hay acuerdo entre aquellos grupos más acuerdistas y los que reclaman la confrontación? La respuesta que dieron es la necesidad de preservar la unidad lo máximo posible.

Amichetti fue claro en ese sentido, señalando, además, la falta de una estrategia consistente: “Hay que tratar de preservar la estructura de la CGT. Se está dando una situación, que existió históricamente, en donde la CGT termina definiendo su táctica, pero no tiene una estrategia. La táctica es que la CGT encuentra un espacio para el Ministerio de Trabajo le abra una mesa de negociación y esa pasa a ser la línea de acción de la CGT. Nos sentamos a hablar de cómo frenamos lo máximo posible una reforma laboral, de cómo se aplica el blanqueo, las pasantías, las obras sociales. Ahora es necesario abordar el otro tema que es el cambio de la política económica”.

Ni de uno ni de otro sector se pretende la ruptura. La atomización la quiere el Gobierno, que necesita que estemos divididos. Tenemos que hacer el esfuerzo para lograr la unidad lo máximo posible. Hay que dar la discusión en las estructuras que tenemos sin fragmentar más. Hay organizaciones con las que hoy no coincidimos pero quizás en unos meses la propia realidad nos lleva a coincidir” argumentó.

Un conjunto de organizaciones entendemos porque hay que unirnos en base a una unidad programática, que la CGT debe defender un proyecto de país y que en función de eso debe definir una estrategia” argumentó.

Siley, por su parte,  subrayó: “En el movimiento obrero argentino aparece el enorme desafío para una central obrera que no solamente tiene que estar unificada en una forma sino, fundamentalmente, en un único criterio y una decisión política de debatir, confrontar con el Gobierno en torno al modelo económico”.

A menos de diez días de la realización del Confederal mucho se hablará de lo que pueda suceder allí. Se prefiguran dos líneas, una que entiende que no están dadas las condiciones para un plan de acción, más proclive al acuerdo o aspirando que en el embate dejar algún derecho en el camino pero mantener lo central. Por otro lado, la postura más confrontativa, donde se ubica la Corriente Federal, coherente desde un principio, de que es necesario una posición más dura y discutir en el seno de la CGT un programa que sea la base para la acción política. Se puede agregar en este espacio a delegaciones regionales de la CGT, a seccionales de gremios que no siempre coinciden en la mira con sus conducciones nacionales. También, al menos desde la postura dialéctica, de un sector del moyanismo apunta hacia la senda más crítica. Falta poco más de una semana. En pocos días ya tendremos un panorama más claro de cuál será el destino de la organización madre de los trabajadores.

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