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AEA – UIA / El desolador panorama empresarial

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Por GABRIEL FERNÁNDEZ*

Esta jornada nos mostró un mundo empresarial bien movido, como cabía esperar tras el avance del plan devastador y la difusión de artilugios antikirchneristas. Pero esa movilidad está muy lejos de evidenciar una lucidez que trascienda los intereses particulares (decir sectorial encarnaría demasiado). Entre la Asociación Empresaria Argentina y la Unión Industrial Argentina se percibió un interesante contrapunto con variantes hacia el interior de las franjas burguesas.

AEA. El encuentro del Sheraton Hotel -aquél, el del Hospital de Niños- tuvo como tripode de interés la presencia del presidente Mauricio Macri, la del empresario más o menos creo que si porque en una de esas Paolo Rocca de Techint y la de la conducción estratégica de esa vertiente, Héctor Magnetto. Allí, el jefe de la banda que asaltó el Estado y el resto del empresariado recordó fácticamente que las coimas y los que coimean les importa un pito.

Esto no privó al ex presidente de Boca Juniors de decir cosas para las portadas de los medios que maneja el gran timonel allí sentado: “Si alguno de ustedes se encuentra ante un pedido indebido, tiene que denunciarlo”, dijo Macri sin afán de ser escuchado por los escépticos asistentes, pero con la certeza de merecer el reconocimiento de La Nación, Clarín, Infobae y Perfil.

También expresó cosas raras que hoy pasan por normales: «No tener equilibrio fiscal nos hace depender del financiamiento externo . Y eso significa estar expuesto a una situación volátil». Lo hemos señalado con datos en la mano: la Argentina carece de equilibrio fiscal a partir de la llegada de Macri al gobierno, y la frase situación volátil es, en verdad, volátil, pues no ofrece marco de referencia justificado alguno.

Después habló de Vaca Muerta, pero averguenza desplegar análisis al respecto. La imagen que incluimos en esta nota brinda atractivos datos subliminales. En la mesa principal del cónclave se sentaron Paolo Rocca, de Techint; Héctor Magnetto, del Grupo Clarín; Luis Pagani, de Arcor; Javier González Fraga, presidente del Banco Nación, y José Cartellone, de Castellone Construcciones.

La cuota de humor significativo de la reunión la insertó el gerente de Garbarino, Carlos García. Desde esa casa advenida en importadora a modo de Todo por dos Pesos de productos informáticos y electrodomésticos que destruyen la industria local, aseveró con talante heroico al escuchar cifras sobre la caída en las ventas: «la estamos peleando». Para quienes ignoran la referencia: la campaña No me la traigas de estos vendedores se basa en que la ansiada computadora ensamblada en la loma de los kinotos y prestigiosa, ahora se vende en sus locales, pues ingresa al país libremente. Qué frío, en Tierra del Fuego.

UIA. Mientras tanto, en otra región de Ciudad Gótica, la dirección de la Unión Industrial Argentina preparó un comunicado con sus consideraciones. La organización presidida por Miguel Acevedo, manifestó su «preocupación por el impacto negativo» que tendrán en el sector productivo las medidas anunciadas por el Gobierno para bajar el déficit fiscal, como la reducción en un 66% de los reintegros a la exportación de productos con valor agregado.

Afirmó que el recorte en los reintegros «tendrá consecuencias negativas para las industrias y las economías regionales» y sostuvo que «en pos de cumplir con metas fiscales, Argentina posterga el objetivo de convertirse en el supermercado del mundo mediante la agregación de valor, y la exportación de trabajo y conocimiento». Es decir, frente a una pared blanca, la AEA dice que es negra y la UIA, que es gris.

«El resultado de este proceso es la profundización de las dificultades existentes para diversificar el abanico de productos exportados, afectando las decisiones de inversión del sector privado y la generación de más y mejores puestos de trabajo», sostuvo la entidad de triste trayectoria. Haciendo alarde de una comprensión profunda, consideró que «tanto los problemas estructurales como la actual coyuntura financiera de Argentina tienen como nexo común la necesidad de generación de dólares genuinos».

En un diagnóstico que sería sólido si se referenciara en el mercado local y olvidara por un instante el fantasmático «mundo», precisó que «Medidas como éstas no hacen otra cosa que incrementar las dificultades para revertir el saldo negativo de la cuenta corriente» y advirtió que «para que eso sea posible, el fomento del agregado de valor deber ser el objetivo prioritario de cada medida económica que se tome».

Con aires proféticos, diseñó el devenir: «Si se dificulta el desarrollo de la economía productiva, el país profundizará los problemas de corto, mediano y largo plazo. Para impulsar la inversión productiva, que genera empleo genuino y crecimiento en todo el país, es necesario contar con reglas de juego claras, previsibles y estables en el tiempo». «Sin este insumo primordial, se ve comprometido alcanzar el potencial productivo de Argentina para una inserción internacional inteligente» remarcó.

En realidad la Argentina no resolverá sus problemas industrializándose «para afuera» -lo cual, con toda la furia, dinamizaría un diez o un quince por ciento de nuestra economía, sino «para adentro». Pero ello implica admitir derechos sociales, alzar el techo paritario, escuchar a las fuerzas productivas internas como los sindicatos, las pymes y las cooperativas y abarcar de ese modo al 90 por ciento de la población. Implicaría crecer en serio.

Con estos dos agrupamientos liderando al empresariado argentino, el futuro está bien complicado. Realizan su miserable aporte para incrementar el enfriamiento y la desaceleración promovida con esmero por el gobierno macrista. Obviamente que registramos la distancia entre un diagnóstico y otro. Pero la derivación práctica no es tan distanta como debería.

A esta altura del partido, el encuentro de AEA es un respaldo explícito al oficialismo y el comunicado de la UIA es un compendio de críticas con resultados oblicuos, que equivalen a proponer salvar el kiosco incorporando la venta de yerba para el que se quedó sin los vicios en horas tardías. El traspaso de bienes de producción y consumo hacia la financierización extrema, que todo lo deglute sin ofrecer nada a cambio, se palpa indetenible.

* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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