Corriente Federal de Trabajadores
Por GABRIEL FERNÁNDEZ *
El dato es más preocupante de lo que parece. En ocasiones, el aluvión de cifras negativas termina convirtiendo en indolente al receptor. Pero la industria de industrias, en un marco recesivo, si no sirve para paliar y dinamizar, termina hundiendo al resto de los sectores con sus esquirlas. Esta semana nos enteramos que la construcción anotó un retroceso de 4,2 por ciento en septiembre respecto de igual mes del año pasado. Es la baja más grande del año y la más elevada desde febrero de 2017, cuando había marcado un caída de 5,6 por ciento.
Para entender la referencia inicial: la venta de insumos para el sector de la construcción marcó un descenso del 14 por ciento. El empleo del sector bajó en 13 mil personas respecto del mes anterior. A ver si nos entendemos: son miles de obreros de la construcción desempleados deambulando en busca de alguna salida por el Gran Buenos Aires. En un limbo: la aceleración del proceso destructivo lleva a que hasta hace bien poco se percibieran incorporados al esquema formal y todavía no hayan tendido lazos con las organizaciones sociales que contienen a quienes quedaron fuera tiempo atrás.
Se veía venir, pero los propietarios de inmobiliarias y no pocos empresarios de la construcción respaldaron ciegamente la opción macista. El resultado es que la devaluación y el aumento de los costos obturaron la edificación en el sector privado. El golpe mortal lo brindó el gobierno al ajustar la construcción con el mentado objetivo del ahorro fiscal, lo que provoca el freno de la obra pública. Cualquier especialista económico puede corroborar que la construcción es un sector pro cíclico, es decir que si la economía crece, esta franja se desarrolla, pero si el PBI cae, el sector se reduce.
El despacho de insumos para la construcción en septiembre es un ejemplo de lo afirmado. El rubro de cales cayó un 13,8 por ciento, el de cemento Portland un 10,6 por ciento, el de pinturas para la construcción el 7,4 y el de pisos y revestimientos cerámicos 5,4. Otros bloques con graves retrocesos fueron ladrillos (-9,4 por ciento), asfalto (-1,9), artículos sanitarios de cerámica (-3,5), placas de yeso (-1,1) y hierros redondos y aceros para la construcción (-1,0).
En cuanto a los puestos de trabajo del sector, se registraron en agosto 441.134 personas en actividad, cuando había 454.170 el mes anterior. Esto indica que hubo una pérdida de 13.036 empleados.
Este panorama ¿puede mejorar? El resultado del último informe del Indec dice que se espera mayor caída para la actividad. Sólo el 7,3 por ciento de las empresas prevé entre octubre y diciembre un mayor dinamismo en la actividad. La cifra alcanza sólo al 1,5 por ciento para los encuestados a los que se les preguntó si esperan aumentos de obra pública. El 70 por ciento de los referentes cree que en los próximos meses seguirá en baja. Los empresarios aseguraron que los principales elementos que frenan el sector son la caída de la actividad económica, la inestabilidad de los precios, el atraso en la cadena de pagos y la falta de crédito. Tarde pero tarde, estos empresarios pidieron reforzar las políticas públicas destinadas a la estabilidad de los precios y a los créditos para la construcción.
Los datos macroeconómicos perjudican las perspectivas de toda la industria, en realidad. La inflación del período será ¡la más alta de los últimos 25 años!, mientras que el incremento del dólar supera el 100 por ciento; esto distorsiona los componentes internos que derivan en los precios. Las acciones económicas oficiales dispuestas los meses recientes con el presunto objetivo de frenar la corrida cambiaria configuraron una salvaje suba de la tasa de interés de referencia, que se ubica en torno del 68; esto imposibilita el acceso a los préstamos para construir y para comprar vivienda. La pregunta final bien podría ser: ¿qué esperaban de esta gestión los empresarios del sector?
• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.
