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GHILINI / «Necesitamos una CGT única, grande y combativa»

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Llegando a fin de año, la construcción de la unidad desde distintos sectores se proyecta y agudiza las contradicciones hacia el interior del movimiento obrero. En Sindical Federal dialogamos con Horacio Ghilini, histórico dirigente de gremio de los docentes privados y referente de la Corriente Federal de Trabajadores que brindó su análisis de la coyuntura y las perspectivas cercanas de una CGT que continúa sin canalizar el profundo descontento que atraviesan los trabajadores en nuestro país. «La dirigencia tiene que ser interpretativa de los pueblos, ser quien la conduce. No debemos depositar todo en un cronograma electoral lejanísimo» afirmó Ghilini.

«El objetivo gremial es que haya una CGT grande, única y combativa y para eso siempre hay que tener la premisa de que es preferible ser cola de león que cabeza de ratón. Hoy en una sociedad tan mediática y las imágenes del show, la tentación de muchos cuadros es ser el número uno aunque sea de algo chiquito y pocos trabajan en el anonimato de la construcción de algo grande. La lucha de los trabajadores requiere conocer estos peligros» comenzó analizando el dirigente de SADOP.

Ghilini, como buen docente categoriza, utiliza conceptos para simplificar descripciones complejas. Así fue que planteó tres conceptos para analizar la actualidad sindical: la unicidad, la amplitud y su identidad. «Ha habido avances pero ninguna está lograda» destacó. «Única no es porque todavía la CTA existe, más allá de las manifestaciones positivas que han hecho sus dirigentes de incorporarse a CGT; en cuanto a grande incluiría el tema de los movimientos sociales, si bien hubo avance en las relaciones con relación a CTEP y otra organizaciones, todavía no ser resolvió» . Por último, apuntó especialmente que «lo más importante y lo que puede llegar a resolver los otros dos temas es la identidad. La CGT no es un conjunto de dirigentes lobbystas. El lobby es una acción empresarial, de cómo el empresario ser acerca a la política para poder obtener beneficios en sus ganancias. En realidad el movimiento obrero tiene que tener una identidad muy clara con un modelo de país«.

Hoy quienes se encuentran en la conducción del a Confederación General del Trabajo no han dado cauce a la presión de las bases que exigen una mayor combatividad. Para tratar de entender estas actitudes, Ghilini planteó que en algunos casos «es el miedo, que puede ser entendible; en otros es el carpetazo que los limita en su construcción de poder; y también porque no se vislumbra un liderazgo que acumule, ese hombre que reúna y lidere  la confrontación» reflexionó.

Ante un proceso de retroceso de derechos y conflictos, el entrevistado marcó una diferencia que tiene que ver con el proceso de construcción en resistencia pero también en la perspectiva de país hacia adelante. «Una cuestión es cuando uno está a la defensiva y tratando de acumular un poder para frenar algo. Como sucedió en el proceso militar y ahí vino Saúl, cómo pasó en los noventa y llegó el MTA. En el macrismo una cosa es frenar el embate, y otra cosa es que el movimiento obrero recupere el rol rector del Estado y logre una victoria electoral». En este mismo sentido, y coherente con la construcción peronista señaló que «No pienso en el ´cuanto peor, mejor´. Es cuanto peor, peor» y agregó: «nosotros somos un pueblo que tiene su ritmo, tiene sus tiempos y su capacidad y hará tronar el escarmiento cuando lo disponga. No creo que nuestra parte sea hacer una vanguardia agitadora, termina siendo funcional al sistema. Es un tiempo solidario, de aguantar al que cae, al que pierde al empleo, de fortalecer la trama social».

El referente especuló con el accionar de las fuerzas de seguridad tan en discusión en las últimas semanas llegando diciembre. «Veo un fin de año difícil, siento que están preparando algo cercano al estado de sitio. Cuando eso sucedió en 2001 terminó con el helicóptero con el pueblo en la calle. La idea de este momento es que si hay estado de sitio, se va legitimado por algún sector de la sociedad«.

Con la decisión de aceptar el bono de 5.000 pesos ofertado por el gobierno y evitado las medidas de fuerza, el pliego de reivindicaciones que la CGT tomó para plantear el paro no fue cumplido en ninguno de sus puntos. «Nada justifica haber levantado el paro que se planteó en el Comité Central Confederal, por tanto hay una irregularidad por parte de la conducción.» La CTA y algunos dirigentes lanzaron solapadamente la perspectiva de impulsar entonces un paro sin esperar la acción de la conducción de la CGT. Según el entrevistado, «el momento lo amerita no sólo desde el punto de vista del poder adquisitivo sino como un paro deliberadamente político. Necesitamos que esté claro que los trabajadores estamos en contra de este tipo de modelo. Sería halagüeño que los dirigentes se junten no como una catarsis sino como una propuesta de cambio de modelo que urge en el país« concluyó Horacio Ghilini.

Lautaro Fernández Elem

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