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MACRI / Un balance inverosímil, un futuro oscuro

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El presidente de la Nación, Mauricio Macri, interrumpió sus vacaciones en Villa La Angostura para escribir un texto de fin de año para el diario marplatense La Capital. Allí ratificó el rumbo de las políticas convocando a  “la enorme tarea de dar vuelta 70 años de vivir buscando el atajo” y agregó que hay que “terminar con los privilegios y los acomodos”. Un poco de cinismo para terminar el año, dar ánimo a la tropa propia y enviar un mensaje a sus opositores.

El título de su balance (de dudosa elegancia gramatical) es “El Futuro es por acá. Y es juntos”. Haciendo el recorrido de los tres años de su mandato los números son entre decepcionantes y dramáticos. Va a terminar su período presidencial con una caída de la economía respecto a 2015, con tres años en baja y con un breve veranito sostenido con endeudamiento externo que le alcanzó para imponerse en las legislativas del 2017.

En esos tres años, el desempleo pasó de 5,9% en el tercer trimestre de 2015 al reciente 9% que marcó la última medición del INDEC y en franca alza. En el mismo período cerraron 10 mil pymes, el salario real se deterioró un 22%, las jubilaciones y pensiones un 18,5%, hubo un crecimiento de la pobreza (13 millones de argentinos según la UCA), inflación récord desde 1991.

Dato al pasar, durante el mandato de Macri el endeudamiento externo se incrementó en 163.020 millones de dólares. En 2015 la deuda representaba el 37% del PBI, finalizando el  2018 ya representar el 105% del PBI. Con toda esa avalancha de dólares, el Gobierno no pudo ni siquiera garantizar un simulacro de crecimiento económico. Deuda que se transformó en fuga de capitales. 

Sumado a eso, el default está a la vuelta de la esquina. Si no se produjo es porque el FMI (Estados Unidos) arrojó un salvavidas de plomo para garantizar los pagos, casualmente, hasta las elecciones de octubre próximo. Todo sea para que no regrese el populismo ni gobiernos que cuiden los intereses nacionales.

“El futuro es por acá” dice Macri. Lector, puede elegir entre reír o llorar.

Su conmovedora carta al pueblo argentino continúa. “Difícil hubiera sido encontrarnos, en unos años, con fábricas sin energía para producir, familias resignadas a pasar semanas enteras sin luz en verano, góndolas vacías de mercaderías, dirigentes corruptos preocupados por su propio bolsillo (…) Difícil hubiera sido seguir teniendo trenes y rutas devastadas, calles y autopistas sin hacer y puertos tomados por las mafias”.

Los problemas que Macri aduce estar en tránsito de solución muestran una vez más el estrepitoso fracaso de su presidencia, al menos para generar crecimiento y mejores condiciones para las mayorías populares.

Por ejemplo,el sector industrial ha sufrido como ningún otro con estas políticas económicas. Desde diciembre de 2015 se perdieron 110.000 puestos industriales  (el 10% del total) con tendencia a que la situación empeore.

Los costos de la energía se dispararon a facturas impagables y que el saliente secretario de energía Javier Iguacel anunció días atrás que volverán a aumentar en los primeros meses de 2019. Como contrapartida, desde la Asociación de Personal de Empresas de Energía (APSEE), vienen denunciando que las empresas no están realizando las inversiones en la distribución de la energía para mejorar el servicio. Los recurrentes cortes que sufren los vecinos en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano desmienten al Presidente. Si no hubo un escenario peor, dicen desde APSEE, es porque bajó el consumo a partir del deterioro industrial y porque las temperaturas, han sido bajas para los promedios habituales.

Capítulo aparte para los subsidios al consumo eléctrico tan fustigados por los funcionarios del Gobierno. A partir de la decisión del ex ministro Aranguren de dolarizar las tarifas, con la reciente devaluación se dispararon lo montos de los subsidios. En 2017 las empresas embolsaron $ 125.700 millones en subsidios,  este año $ 201.400 millones y para 2019 se esperan que el Estado gire $ 200.400. Las tarifas aumentaron exponencialmente, pero cada vez está más lejos la meta. Una transferencia enorme de recursos del pueblo a las empresas de energía que rápidamente despachan a un paraíso fiscal sin inversiones y negándose a cumplir los acuerdos paritarios aduciendo una situación de crisis. Un argumento verdaderamente inverosímil y falaz.

Habla de “góndolas vacías” Macri en el texto. Según datos del INDEC, en octubre pasado las ventas retrocedieron un 10% en los supermercados acumulando en el año una baja del 1,2%. Hoy puede haber pan dulces noruegos o cookies inglesas en las góndolas, pero lo cierto es que cada vez son menos los que pueden comprarlos.

Macri, también hace referencias a la obra pública, hoy paralizada principalmente  por el ajuste fiscal que reclamó el FMI y por coletazos de la denominada “causa de los cuadernos” que sólo vieron los periodistas del diario La Nación antes que Centeno, supuestamente, los hiciera arder en la parrilla de su casa. El Gobierno apostó al programa de Participación Pública Privada (PPP) hoy también una opción fracasada ante la falta de financiamiento para las obras.

Avanzando en el texto reclama “afrontar la enorme tarea de dar vuelta 70 años de vivir buscando el atajo”. Traduciendo el imaginario macrista, el problema del país se origina con la irrupción del peronismo, con sindicatos fuertes, con un mercado interno robusto, con trabajadores con derechos, con un Estado regulando los principales resortes de la economía,  con una distribución de la riqueza donde los trabajadores tienen un mayor peso, pero sobre todo con un pueblo que no se resigna mansamente a vivir en la miseria y al que el peronismo le dio voz y presencia en el destino nacional.

El problema en el argumento de Macri es que al analizar la historia argentina, de esos 70 años el peronismo gobernó genuinamente en el período 1943-1955, 1973-1974 y 2003-2015. Alguno podrá recordar a Carlos Ménem, que es cierto, llegó como peronista pero gobernó como un liberal más. Para muestra vale recordar la admiración de Mauricio Macri cuando hablaba del mandatario oriundo de La Rioja en los años noventa al que adjetivaba como “un gran presidente”.

Combatir la corrupción”, “Nadie puede tener privilegios que signifiquen pasar por encima de otros” sentencia Macri. Algún distraído podrá recordar la maniobra para evitar pagar la deuda por el Correo Argentino que su familia manejó entre 1997 y 2003 incumpliendo sistemáticamente en el pago del canon. Allí un funcionario suyo aceptó un plan de pagos de la empresa de las Macri con un módico descuento del 98% de las obligaciones a pagar como denunció en su momento la fiscal Gabriela Boquín.Un escándalo por el cual el entonces ministro de comunicación, el “milico” Oscar Aguad, fue llamado recientemente como imputado en la causa que investiga ese intento de defraudación al Estado por parte de la familia Macri.

Tampoco hablamos de los flagrantes conflictos de intereses que abundan en el Gabinete, las maniobras con el dólar futuro, la fuga de capitales, las cuentas en Panamá y tantos otros paraísos fiscales y la escandalosa inclusión por decreto – a contramano de lo votado en el Congreso- de los familiares de los funcionarios en el blanqueo de capitales. Beneficiado por ese decreto, el hermano presidencial, Angelo Calcaterra, blanqueó 44 millones de dólares, otros tantos parientes de funcionarios, también,  participaron de la gran oportunidad. Todo blindado para que el blanqueo se pueda hacer en el anonimato. La moral y la ética nunca fueron el rasgo más fuerte en la familia presidencial.

Llegando al final de su carta, comienza a incurrir en sentimentalismos. “De eso se trata este cambio, de transitar este camino que elegimos. Un camino que, más allá de las dificultades, sabemos que es el indicado. Porque estamos haciendo las transformaciones que nunca se hicieron para lograr lo que nunca se logró en nuestro país. Y lo estamos haciendo juntos, como lo vamos a estar mañana en cada rincón de cada provincia cuando pensemos en todo lo que logramos este año y en lo que viene”.

Volvemos a sugerir, después de leer esta pieza puede reír, llorar o indignarse. La esperanza está  que para diciembre de 2019 Macri escriba su próxima despedida de año como un ex presidente. Uno al que la historia le asigne el lugar que le corresponde como uno de los más nefastos en los más de 200 años de historia argentina.

LEONARDO MARTÍN 

 

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