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AMICHETTI / En medio de la peor crisis, una oportunidad histórica

Cristina, Cepo, Macri 

Por HÉCTOR AMICHETTI*

El domingo 23 de octubre de 2011, Cristina fue reelegida Presidenta de la Nación por voluntad de más de 11.800.000 argentinos y argentinas.

En los días posteriores a su victoria electoral se aceleró la salida de divisas del país, circunstancia que llevó a su gobierno a obligar a las petroleras y mineras a traer al país el dinero de sus exportaciones y a las aseguradoras a repatriar 2000 millones de dólares fugados.

El viernes 28 de octubre de 2011, el gobierno de Cristina con Amado Boudou como Ministro de Economía, aplicó el famoso cepo como medida necesaria para proteger las reservas del Banco Central, evitar una devaluación y sus negativos efectos sobre la inflación y el deterioro de los ingresos de las familias trabajadoras.

En más de una oportunidad me he referido a estos acontecimientos con la intención de que podamos comprender de manera práctica y sencilla la contradicción entre la Democracia (Poder del Pueblo) y el accionar de los grupos que concentran el Poder económico-financiero en nuestro país.

Cristina triunfó en aquella oportunidad de manera contundente, con más de un 54% de los votos, sin embargo un poder de facto elegido por nadie, la obligó a aplicar el cepo.

ESE PODER DE FACTO CAPTURA EL GOBIERNO

Los mismos grupos que intentaron una y mil veces desestabilizar al gobierno de Cristina, fueron preparando a Macri para su reemplazo. La fragmentación política del peronismo y fundamentalmente de las fuerzas sectoriales que componen la nación les facilitó el camino.

Macri asumió el 10 de diciembre de 2015 y seis días después declaró el fin del cepo liberando la compra y venta de dólares.

El cepo «mató la gallina de los huevos de oro: los sectores que generan las divisas», manifestó por entonces el Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay.

A partir de ese momento se garantizó el derecho a comprar hasta 2 millones de dólares al mes y las empresas ya no tendrían problema para girar ganancias.

«Si el dólar llega a los 16 pesos es porque hacemos las cosas mal» había dicho Prat Gay durante la campaña.

El gobierno de Cristina había dejado al Banco Central con 25.833 millones de dólares de reservas y al país libre de deudas con el Fondo Monetario Internacional.

Para «reforzar» esas reservas el gobierno de Macri decidió comenzar a pedir plata prestada, un grupo de bancos extranjeros se ofreció gentilmente a aportar unos 8000 millones de dólares. Fue solo el comienzo.

Lo que vino después es harto conocido, préstamo, préstamo y más préstamo, hasta que los privados dijeron basta y el gobierno se entregó atado de pies y manos nuevamente al FMI.

Sin proyecto económico, porque para el poder financiero es necesario que un país no tenga proyecto, el sistema actuó como puerta giratoria, así como entraron los dólares se fueron.

En un artículo muy ilustrativo publicado hoy en Página 12, Rulo Dellatorre apunta que entre enero de 2016 y julio de 2019, tan solo una parte del sector privado no financiero que incluye a empresas de Comunicaciones, Transporte e Industrias químicas y del caucho, acumularon en el exterior unos 5400 millones de dólares aproximadamente.

El Observatorio de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación da cuenta de formación de activos externos de origen no identificado por 45.446 millones de dólares.

Mientras que las transferencias registradas como giro de utilidades y dividendos -comenta Rulo en su nota- en los últimos tres años y siete meses, suman 6808 millones de dólares.

Por tomar solo el dato de los bancos extranjeros a los que el gobierno de Macri ha resuelto poner límites a partir de mañana, en los primeros siete meses del 2019 giraron al exterior 441 millones de dólares, casi cuatro veces el monto girado en igual período del año pasado.

RECUPERAR LA DEMOCRACIA

Como nunca antes en la historia, el intento de restauración del plan oligárquico en Argentina, basado en estos tiempos modernos en un brutal y descarado sistema de valorización financiera, ha dañado en muy corto tiempo la situación social en el país, empobreciendo al pueblo y debilitando al extremo la actividad productiva.

Se retiran rematando las reservas y aplicando el cepo que quitó al comenzar su gestión, lo que significa que durante este período lo liberó exclusivamente para permitir el saqueo.

Con más desocupación, menos reservas y más endeudamiento,
con la economía dolarizada y un dólar descontrolado que fogonea la inflación, el Frente de Todos, respaldado por el voto de más de 12 millones de argentinos y argentinas (que a fines de octubre serán más), enfrenta un desafío parecido al de Jesucristo ante la tumba de Lázaro.

¡Argentina… Levántate y anda!

El tema es que aquí no hay milagro que valga, la unidad política a través de un Frente servirá para ganar una elección, más no alcanza para derrotar al poder de facto que luce más fortalecido
que el día en que comenzó el plan de destrucción nacional.

Hoy he leído que los cerebros de IDEA proponen la conciliación entre las fuerzas políticas enfrentadas en la contienda electoral para enfrentar la crisis, también he visto que los grupos empresarios que integran la Asociación Empresaria Argentina se reunirán el próximo miércoles alentando la misma propuesta.

¿Los cómplices de la destrucción se preocupan ahora por la reconstrucción?

Argentina habrá de salir de esta encrucijada, como lo ha hecho en otras oportunidades, bajo el ideario fundamental del peronismo, que aún sin el liderazgo de su mentor ha sabido superar sus divisiones convocando a amplios sectores de la nación para garantizar la victoria electoral.

Sobre la base de esa victoria será preciso reconstruir una alianza que -encabezada por la clase trabajadora- unifique en un esfuerzo común a los sindicatos, las organizaciones sociales de la economía popular, el cooperativismo, los productores agropecuarios, las pequeñas y medianas empresas de la industria y el comercio, los estudiantes y profesionales y todos aquellos agrupamientos afectados por el saqueo.

La inmensa mayoría de los argentinos y argentinos han expresado de manera clara y contundente su voluntad de recuperar una Argentina productiva, sólo es preciso unir sus intereses responsablemente y con sentido patriótico.

Se trata nada menos que de reconstruir la nación construyendo la Democracia verdadera, esa en la que el pueblo es protagonista a través de sus organizaciones.

Democracia en la que nunca más exista poder por encima del Pueblo.

 * Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores 

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