Corriente Federal de Trabajadores
En declaraciones radiales, el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica retrocedió sobre sus pasos en cuanto a la posibilidad de otorgar un bono de $5.000 que compense la pérdida de poder adquisitivo del salario. Admitió que «no está cerrado».
En el fervor de remontar una elección muy adversa para el Gobierno nacional, la semana pasada Dante Sica anunció que se iba a extender un bono de $5.000 para el sector privado ante el deterioro salarial. No tardaron en llegar los cruces de las cámaras empresarias recordándole que la economía lleva más de un año de derrumbe y que no estaban en condiciones de afrontarlo.
En declaraciones radiales hoy no tuvo otro camino que admitir que el pago del bono «no está cerrado«, pero evitando caer en el pesimismo agregó que está dentro «de la voluntad política del Gobierno«.
“A partir del lunes empezaremos a llamar a la UIA, a las distintas cámaras, a la CGT y la idea es que lo más rápido posible (se otorgue el bono), para que en octubre los trabajadores puedan tener una compensación”, mencionó.
Guillermo Moretti, uno de los vicepresidentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), dejando la diplomacia de lado respondió: «Que el Gobierno diga cómo nos va a restituir el bono que quiere que paguemos. Llevamos 15 meses de caída industrial con porcentajes tremendos y quieren que paguemos un bono. Viven desencajados de lo que pasa«.
Desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) también criticaron la medida. «Sabemos que el dinero no alcanza, pero el problema es que hoy a las pymes tampoco. Estamos en una situación angustiante. Va a ser difícil», mencionaron en un comunicado.
El secretario de prensa de CAME, Pedro Cascales, sostuvo: «Las pymes estamos en una situación de agobio financiero. 5.000 pesos en una pyme típica impacta en unos 100 mil pesos que un empresario no lo tiene».
Desde el sector gremial el reclamo, más que un bono, es el de la reapertura de paritarias generalizada. La mayoría de los acuerdos paritarios contempla una cláusula de revisión pero la magnitud de la devaluación de agosto pasado y la estampida inflacionaria hacen que la recomposición salarial sea más urgente que los tiempos establecidos para la revisión de muchas de esas paritarias.
Según el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) durante el macrismo el poder adquisitivo del salario perdió un 18,3%. La devaluación de casi el 30% en las últimas semanas agudizaron esos índices. La mayoría de los acuerdos paritarios este año se firmaron en torno al 28% de incremento salarial, en algunos casos con tramos por cobrar. Según el propio INDEC la inflación desde enero a agosto ya es del 30%, es decir por arriba del promedio de las paritarias.
El macrismo llega al tramo final de su mandato con todos los indicadores sociales en rojo: desempleo, pobreza, indigencia. Del «trabajo de calidad» prometido en el comienzo de su mandato a este presente donde tardíamente despliega una serie de medidas insuficientes para poner un paliativo al desastre económico y social que llevaron sus políticas.
