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¿Quiénes son los propietarios de Argentina?

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El resultado de las batallas que se libran dará la respuesta…

Por HÉCTOR AMICHETTI*

Aunque debilitada en el tiempo, la antigua oligarquía ganadera se revitaliza respondiendo a la suspensión temporal de exportación de carnes con un salvaje lock out patronal.

La medida expone su total desprecio por el pueblo argentino que además de ser castigado por una pandemia, soporta el irracional aumento de precios de los productos alimenticios.

Solo beneficia al «republicanismo» desestabilizador y a unas cuantas vacas, vaquillonas y novillos que -gracias al paro-, prolongan su existencia por unos días. El paro agro-reaccionario dura hasta el 28 de mayo.

Fue casualmente el 28 de mayo de 1946, cuando Juan Perón ya había sido electo Presidente de la Nación y a pocos días de asumir su primer mandato, que se creo el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) a través del decreto 15.350.

En aquel tiempo, la Sociedad Rural Argentina al igual que otras entidades que agrupaban a chacareros con y sin tierra propia, también reaccionaron contra la Instituto rechazando la intervención estatal por considerar que se apropiaba en forma ilegítima de sus ganancias.

Los diarios La Nación y La Prensa acusaban al gobierno peronista de totalitario y calificaban de inconstitucionales las funciones del IAPI.

El gobierno defendía la intervención del Estado en el comercio exterior argumentando, entre otras cuestiones, que no podía admitir que los intereses de un sector estuvieran por encima del bienestar general y señalando que «la exportación ha debido y deberá, muchas veces condicionarse de modo que no sea tampoco un factor de alteración de los precios del mercado interno.»

La historia se repite, aunque los dueños del ganado -siete décadas más tarde- formen parte de una trama oligárquica bastante más extendida y sofisticada, que incluye a los pool de siembra, multinacionales exportadoras, bancos extranjeros, fondos de inversión y grupos de comunicación directamente ligados al negocio agropecuario.

Frente al Proyecto de Ley de Biocombustibles reaccionan en bloque por estos días la Cámara Empresaria de Biocombustibles; las Bolsas de Cereales de Rosario, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe; el Centro Exportador de Cereales; las Asociaciones de la Cadena de Soja, del Maíz y del Sorgo; Confederaciones Rurales Argentina (miembro de la Mesa de Enlace que llamó al paro ganadero) y la Cámara Argentina de Biocombustibles, presidida por Luis Zubizarrieta, hombre de la multinacional Louis Dreyfus Company (LDC), lo que más les preocupa es que el proyecto otorga facultades extraordinarias al Estado dándole posibilidad de intervenir en las cadenas de valor. es decir husmear en sus «sagrados» e intocables negocios.

La Cámara de Puertos Privados, también presidida por Zubizarrieta, hace pública su preocupación porque sectores del oficialismo desarrollan activa campaña para que el Estado en representación de la sociedad se reapropie del manejo de las vías navegables por las que circulan las riquezas que se exportan producto de la bendición que Dios le ha dado a nuestras fértiles tierras.

Lo que para nuestra nación es soberanía para ellos es intromisión indebida en sus asuntos privados. La intervención del Estado es su principal enemigo.

Volviendo a Perón, hasta el año 1946 cuatro empresas exportadoras de cereales, (Bunge y Born, Louis Dreyfus, La Plata Cereal y Louis De Ridder), organizadas monopólicamente acaparaban alrededor del 90 por ciento de la producción, el IAPI no las expropió, pero interrumpió su negocio de saqueo y explotación.

La intervención directa y activa del Estado benefició a los productores agropecuarios aunque muchos de ellos no hayan querido reconocerlo, los buenos precios internacionales de nuestros productos primarios sirvieron para impulsar el desarrollo industrial, para crear trabajo y salarios dignos con capacidad para que las familias argentinas pudieran comprar bastante más que los productos de la canasta básica de alimentos.

Hoy, en medio de la pandemia, además de una dura batalla por la salud se libran otras de fundamental importancia, de su resultado dependerá quien sale victorioso de esta prolongada guerra:
Será un puñado de Corporaciones que desde hace bastante tiempo se han convertido en propietarias de la riqueza nacional o será el conjunto de la sociedad argentina, que de la mano del Estado y con la activa participación de las organizaciones libres del pueblo, pugna por reapropiarse de los recursos necesarios para dejar definitivamente atrás una injusta situación de postergación y pobreza.

*Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores de la CGT.

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