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«No hay viento favorable para el que no sabe donde va»

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«NO HAY VIENTO FAVORABLE PARA EL QUE NO SABE DONDE VA». (Séneca)

Por HÉCTOR AMICHETTI (Federación Gráfica Bonaerense y Corriente Federal de Trabajadores)

Buen clima para instalar debate ideológico con aquellos que proclaman el fin de las ideologías.

Los que anunciaron el «cambio» del viejo y fracasado «populismo» por un brillante sistema de productividad, eficiencia, competitividad, crecimiento, prosperidad individual, pobreza cero y otras yerbas buenas.

Criticaban al «populismo» porque estaba despilfarrando las reservas monetarias de la nación

El 10 diciembre de 2015, el Banco Central de la República Argentina tenía 24.867 millones de dólares de reservas, pero el endeudamiento externo llevaba una década de trayectoria descendente.

Veintisiete meses después, las reservas se han elevado a 59.424 millones de dólares, pero la deuda externa creció 110.648 millones de dólares y Argentina ha pasado a ocupar el primer puesto en el ránking global de endeudamiento.

Y lo más grave es que el 75% de esa nueva deuda sirvió para financiar fuga de capitales.

46.305 millones de dólares salieron del país vía fuga de capitales, turismo y giro de utilidades, según indica el Observatorio de la UMET.

El «populismo» pone trabas al capital cuando el Estado impone molestas regulaciones que perturban la libertad que debe reinar en la economía, denunciaban los promotores del «cambio».

Palabras más, palabras menos, su principal consigna fue:

«Si los capitales gozan de absoluta libertad, asegurarán el desarrollo genuino de nuestra nación».

Pues entonces eliminaron el molesto intervencionismo.

Devaluaron, levantaron el cepo y dispusieron la libertad total para que las multinacionales puedan girar utilidades a sus casas matrices en el exterior.

Hace 27 meses que el capital ha sido liberado pero su conducta es incorregible, se ve que no ha podido ser reeducado y vuelve a sus fechorías, prefiere crecer en la especulación y no en la inversión productiva.

Hace muy poco, el «cambio» le impuso un moderado impuesto a la fabulosa renta que obtienen con la timba de las lebacs, los fondos extranjeros le respondieron esta semana liquidando 80.000 millones de pesos (según informa Clarín), los convirtieron en dólares y -como ya no hay cepo en la Argentina- los fugaron inmediatamente al exranjero.

El Banco Central de los antipopulistas sacrificó más de 6.700 millones de reservas en menos de dos meses (informa ámbito), interviniendo en el mercado cambiario para contener la suba del dólar.

El «cambio» significa que el Banco Central ha dejado ha ser una entidad de la República Argentina para pasar a ser un instrumento de las Corporaciones como lo era en los tiempos del pre-peronismo.

Y en esta semana armó la gran fiesta, salió a vender dólares para que lo compren los fondos extranjeros de «inversión» y lo saquen del país para culminar en la tarde del viernes, subiendo la tasa de interés de las lebacs que los invita a volver al gran casino en el que han convertido la economía nacional.

Un casino donde el capital transnacional siempre gana, gana con la especulación, gana con la inflación, también con la brutalidad de las tarifas públicas y con la apertura indiscriminada de las importaciones.

Este es el resultado del «cambio» desideologizado.

El que propone como fin primordial la absoluta libertad del capital, lo que en definitiva representa la destrucción del bien común.

Sólo un proyecto que se asienta en el valor del Trabajo y la Producción sabe bien hacia donde va.

¡Volvamos entonces al Populismo!

¡Y que sea con inquebrantables ideales!

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