Por Héctor Amichetti
Quizás ésta sea una de las fotos que mejor simboliza el carácter de la militancia peronista.
Veníamos de sufrir proscripción, cárcel y persecución de miles de compañeros y compañeras; fusilamientos, el secuestro y desaparición de Felipe Vallese y -apenas tres meses antes- la masacre de patriotas en Trelew.
Sin embargo, aquel 17 de noviembre del ’72 la resistencia terminaba de doblarle el brazo a la tiranía, el principal motivo de todos sus crímenes culminaba en un rotundo fracaso.
¡Juan Domingo Perón volvía a su Patria y el Luche y Vuelve se consagraba victorioso!
Desesperada, la dictadura intentó ese día cortar el paso a quienes marchaban al encuentro de su líder y fue entonces que los militantes de un par de generaciones decidieron, desafiantes, atravesar todos los obstáculos.
Algo más que simbólico diría, la gloriosa y empecinada militancia peronista se había forjado de manera inquebrantable con tiempo y dolor, cruzando una y otra vez ríos de aguas podridas, nadando contra la corriente, escalando montañas, dinamitando lo que parecían infranqueables paredones.
Siempre batallando por la Patria y el Pueblo alegremente.
Han pasado unos cuantos años -casi medio siglo- y aunque reviente de indignación la oligarquía odiadora y sus infelices aliados antiperonistas, así seguimos siendo los imbatibles militantes, siempre dispuestos a derribar sus oscuras ilusiones. Del muro del compañero.
*Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores