Corriente Federal de Trabajadores
Por HÉCTOR AMICHETTI*
Se han leído y escuchado durante la jornada de hoy muchas expresiones recordatorias del día en que el pueblo argentino recuperó el derecho a tener gobernantes elegidos por su voto.
Fue hace 35 años y ese día nos golpeaba la dolorosa ausencia de 30.000 entrañables compañeros y compañeras, de los buenos, los mejores.
Después de tremendo genocidio, la posibilidad de votar se insinuaba como un primer acto liberador, sin embargo, más de 45.000 millones de dólares de deuda externa constituían el nuevo yugo de la dependencia.
¿Puede un pueblo practicar la democracia si la nación en la que vive está condenada a la dependencia?
El primer presidente de la nación se retiró antes de finalizar su mandato acosado por la hiperinflación y el malestar popular.
El segundo presidente llegó con el desafío de una «revolución productiva» y se fue sin pena ni gloria envuelto en el desprecio de los compañeros y compañeras de su propio movimiento.
El tercero escapó de la terraza de la Casa Rosada con sus manos manchadas de sangre, dejando una deuda externa que superaba largamente la altura alcanzada por el helicóptero.
Tardamos 20 años hasta que un presidente de la nación de la nueva «era democrática» demostrara voluntad de romper con la dependencia, de intentar conquistar una auténtica Democracia.
El esfuerzo no fue en vano, hace tres años y por primera vez en la historia, una Presidenta de la Nación culminó su mandato rodeada de una multitud en las calles aprobando su gestión.
¿Representaba semejante acontecimiento haber conquistado la Democracia?.
¡Para nada!
El más serio intento de traspasar poder a manos del pueblo resultó insuficiente, las Corporaciones nacionales e internacionales han encontrado en la democracia liberal, férreamente custodiada por los medios de comunicación, la Justicia y el poder económico concentrado, la forma más civilizada de sostener sus privilegios
Hoy no necesitan condicionar a los gobernantes, controlan directamente el gobierno.
Y aspiran a que el pueblo argentino se conforme tan sólo con su derecho a depositar cada dos años sus boletas en la urnas.
Celebrar la democracia debería ser algo más que eso.
*Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores
