Corriente Federal de Trabajadores
Un nuevo período político, una nueva esperanza para millones de argentinos, se abre hoy con la asunción de Alberto Fernández como presidente y la vicepresidencia de Cristina Kirchner. En realidad es un nuevo período, pero que tiene una historia detrás que sostiene la esperanza popular, por eso la expectativa de comenzar a revertir todo el daño que generó el macrismo a la economía y al profundo deterioro social.
El análisis de los números es demoledor con el paso de Cambiemos al mando del gobierno. 5 millones de nuevos pobres con 6 de cada 10 chicos menores de 18 años bajo la línea de pobreza. Imperdonable. Una inflación acumulada del 280% en los cuatro años, una pérdida del poder adquisitivo promedio de los salarios del 20% , número similar en el caso de jubilaciones y pensiones.
En empleo la cosa no es mejor. Macri asumió con un desempleo del 5,9%, se va a ir duplicando esa cifra. Ni hablar del endeudamiento externo con un escandaloso crecimiento de 100 mil millones de dólares y la vuelta a los créditos infames del Fondo Monetario Internacional que sólo sirven de herramienta de dominación y de imposición de políticas económicas de eternos ajustes.
La desindustrialización fue una marca de todo este período. Se perdieron 160 mil empleos, hubo un cierro masivo de Pymes, el jaque a cooperativas y emprendimiento de la economía popular son algunas de las consecuencias del macrismo.
Podríamos seguir profundizando, pero lo dejaremos para otra oportunidad. Desde Sindical Federal, a lo largo de los cuatro años, hemos publicado todos esos datos y anticipado el rumbo de colisión al que marchaba la políticas del Gobierno nacional. Tengamos un respiro y comencemos a mirar hacia adelante, más allá que el daño de estos cuatro años persistan y no sean sencillos de revertir.
El campo nacional ha recuperado el Gobierno con desafíos enormes por delante. Las prioridades, según lo expuesto hasta ahora, son ponerle fin al hambre con un ambicioso plan. En segundo lugar comenzar a reactivar la economía inyectando dinero a través de aumentos de en jubilaciones, pensiones, empleados estatales con recuperación para los salarios más bajos. En tercer lugar lograr un acuerdo con los acreedores privados y con el Fondo Monetario que permita liberar recursos para volcar en el crecimiento y desarrollo nacional y a partir de allí generar las condiciones de repago de los créditos externos.
El objetivo de fondo es recuperar un país con eje en lo productivo saliendo de la lógica financiera que tanto perjuicio a traído en estos años y en otros momentos de la historia argentina. Lograr un crecimiento de la capacidad industrial que permita sustituir importaciones, pero también poder salir a competir a los mercados internacionales. Lograr que la restricción externa (la falta de divisas para sostener el crecimiento) no vuelva a ser un talón de aquiles de los procesos populares en nuestro país.
Alberto dijo en su reciente paso por la CGT, «el movimiento obrero va a ser parte del Gobierno». Políticas que generen empleo y den crecimiento a la producción industrial es el primer paso, el piso imprescindible de la relación. La participación del movimiento obrero en la elaboración de políticas públicas es otra de las demandas. Ser una de las partes en diálogo al momento de tomar decisiones y abrir al aporte a los conocimientos sectoriales que cada gremio tiene de su actividad.
Hoy en este día de gran alegría, también hay que recordar a los actores de la vida social que lucharon en estos cuatro años para que no se consolide el modelo oligárquico financiero. La Corriente Federal de Trabajadores fue uno de los espacios que nunca tuvo dudas del objetivo final del macrismo ni buscó acomodarse en una situación contemplativa o de negociación con el gobierno saliente. Nunca. Promovió la resistencia, trabajó por la unidad y generó propuestas de un programa de gobierno como base para el debate político del campo nacional. Revitalizó las mejores tradiciones del gremialismo argentino planteando un sindicalismo de liberación, discutiendo el proyecto político nacional.
Hoy con la asunción de Alberto y Cristina, es posible comenzar a andar por ese camino que es el único que puede traer bienestar a las grandes mayorías de la Argentina y a un verdadero desarrollo. Ese camino es el de la independencia económica, el de la soberanía política y el de la justicia social. La expectativa es que este 10 de diciembre sea el inicio de ese camino y que la sociedad argentina deje definitivamente en el pasado las experiencias neoliberales que tanto daño han generado.
