PLAGAS…

90.972 suspensiones en los primeros 8 meses del año.

Esto representa «una buena noticia» para el Ministro de Producción del gobierno de las Corporaciones porque según él «las empresas retienen su personal ante la esperanza de una reactivación económica».

Dice: «la esperanza», ni siquiera augura certeza, porque el hipócrita mentiroso sabe que es parte de un proyecto de país orientado a beneficiar a unos pocos en base a los padecimientos y la resignación, que ellos esperan, de la inmensa mayoría del pueblo.

Se asemeja a la actitud del faraón de Egipto frente al azote de las plagas tal como lo muestra una serie de televisión por estos días.

Aunque en este caso, el endeudamiento externo, la caída del poder adquisitivo de los salarios, los tarifazos, la recesión, las suspensiones, los despidos, el cierre de fuentes de trabajo, son las plagas que siembra el propio gobierno consagrado a la adoración de un Dios al que llama capital multinacional que algún incierto día bendecirá con una lluvia de inversiones nuestro suelo para generar una «economía productiva» y «trabajo de calidad».

Trabajo y Producción es el nombre que el gobierno le puso a la Comisión que -de apuro- creó por decreto esta semana para mostrarle al Papa en el Vaticano que ha abierto el diálogo con empresarios y sindicatos.

Diálogo que promete ser de sordos si para el ministro de Producción las suspensiones son una buena noticia.

Sólo hace falta que algunos compañeros del movimiento obrero, que a menudo suelen mostrarse más papistas que Francisco, se decidan:

O encabezan el lío como pide Bergoglio o quedarán manchados por la cobardía de haber contribuido con las plagas.

Ser protagonista de la liberación o convertirse en parte de la plaga es el dilema.

*SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN GRÁFICA BONAERENSE / REFERENTE DE LA CORRIENTE FEDERAL DE TRABAJADORES.