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CAMBIEMOS / Los buenos modales de la oligarquía

 

Por HÉCTOR AMICHETTI (Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores)

Con los mismos fines que históricamente ha perseguido y que por otra parte justifican su razón de ser, la oligarquía utiliza nuevos modales para restaurar su proyecto en Argentina.

Ya no es mediante el gobierno de las aristocracias y la marginación del pueblo como lo hacían los hombres de la generación del ’80.

Tampoco a través del fraude patriótico de la década infame.

Ni escudada en dictaduras militares, proscripciones y represión.

Por otra parte ha tomado debida cuenta de las limitaciones que tuvo su experiencia con los gobiernos democráticos de Carlos Menem y de la Alianza.

Limitaciones que si bien no permitieron una consolidación del proyecto, representaron un significativo avance que se refleja actualmente en la concentración y extranjerización económica, el traspaso de empresas estratégicas de servicios públicos a manos de multinacionales, el debilitamiento del rol del Estado en la planificación y control de la economía y la subordinación nacional a un sistema esencialmente manejado por el sistema financiero mundial.

Esa oligarquía financiera es la que está suministrando el oxígeno necesario a Macri para que su gobierno plutocrático adopte apariencia democrática manteniendo el caudal de votos necesarios como para ganar el tiempo que le permita profundizar su histórico proyecto instrumentando medidas estructurales de las cuales será difícil volver el día de mañana.

Reitero como ejemplo las dificultades de los gobiernos peronistas de Néstor y Cristina para revertir las privatizaciones y el avance multinacional en el control de nuestros recursos naturales y servicios públicos y la concentración extranjerizadora de la economía con el consecuente avance de prácticas monopólicas y oligopólicas en los años ’90.

Los viejos y fracasados modales de la oligarquía hubieran aconsejado a partir de diciembre de 2015, ir hasta el hueso desde un principio en el ajuste del gasto público reduciendo personal en las dependencias estatales y achicando el gasto destinado a planes sociales.

Los nuevos modales aconsejan volver al fuerte endeudamiento externo para aguantar los balances negativos mientras se redistribuye hacia arriba y se abre la canilla financiera para disimular con obra pública la recesión.

Después de todo, la ofensiva del capital extranjero sobre nuestro territorio y un mayor endeudamiento externo refuerzan una dependencia útil para condicionar un eventual retorno del «populismo» peronista.

Veamos como están siendo algunas de las nuevas prácticas de la moderna oligarquía.

El diario «Clarín» de hoy, en un artículo titulado «Un helicóptero de dinero sobre el Conurbano bonaerense» comenta que entre julio y octubre de este año, el gobierno entregó en todo el país, más de dos millones y medio de créditos por algo más de 50.000 millones de pesos. El 25% de esos créditos, y de ese dinero, fue a los partidos del conurbano.

Créditos personales orientados esencialmente hacia el consumo o para algún arreglo de la casa, que le permitieron a Cambiemos -tal como lo señala el propio diario oficialista-, aumentar 465.000 votos en el conurbano bonaerense si se lo compara con las elecciones presidenciales de 2015.

Toda esa asistencia financiera le será descontada -por ejemplo-
a las familias más necesitadas, de la asignación que reciben mensualmente del Estado.

Pan para hoy, hambre para mañana.

Sólo un tiempo para poder avanzar en las «grandes» reformas.

Como el proyecto sólo contempla redistribuir hacia arriba hasta que ese arriba vomite de tan indigesto hacia las masas, se augura por un buen período que el bolsillo de los de abajo siga adelgazando.

El día después de las elecciones los compañeros de la Gráfica Pellerano se encontraron con su fuente de trabajo cerrada. Especulación patronal en línea con un gobierno que desprotege a las pymes y alienta prácticas empresariales tramposas.

A pocas horas del festejo electoral de Cambiemos, la multinacional UNILEVER (con récord de facturación) despidió 65 trabajadores del gremio jabonero como parte de un ajuste para mejorar competitividad flexilibilando mano de obra.

En la misma semana que culmina, la constructora Inverfin anunció el despido de 104 trabajadores en Rawson, en Olavarría la fabrica de tubos de gas Cidegas dejó 39 obreros en la calle y en Firmat, Vassalli abrió retiro voluntario para que se vayan de su fábrica 120 trabajadores metalúrgicos, cobrando en cuotas. Vasalli produce maquinaria agrícola para el sector más beneficiado del proyecto: el campo, sin embargo pide a sus trabajadores que financien su propios despidos.

Los sindicatos y cámaras empresarias del sector textil denuncian su crisis. Entre enero y agosto las importaciones aumentaron casi un 50% y la producción cayó más de un 13%.
Hay 7000 puestos de trabajo afectados por despidos, suspensiones y adelantos de vacaciones.

El gremio aceitero fue a la huelga porque firmó un 31% de aumento salarial y el Ministerio de Trabajo no lo homologa.

Los gremios del sector aeronáutico fueron al paro el martes pasado porque no hay acuerdo salarial. Los trabajadores reclaman un 26% anual y la patronal ofrece 16%.

Mano de obra barata para favorecer al inversor extranjero que, con la Argentina de «economía libre», podrá mejorar sus negocos sin el molesto obstáculo del Estado y los Sindicatos.

Redistribución hacia arriba, de allí para abajo sólo ajuste.

El reformismo permanente que anuncia Macri, augura medidas para evitar alteraciones futuras del orden establecido. Reformar para preservar el sistema.

Progreso es retorno inteligente a una especie de moderno colonialismo.

En las próximas horas el Presidente de la Nación propondrá a Gobernadores, sindicalistas, empresarios y dirigentes opositores un pacto en esa dirección.

Reformas para proteger un sistema natural de desigualdad que rinde honor al mérito de los que saben sacar ventajas desde el sector seguro e inamovible de los privilegiados.

Repasemos algunas de las reformas en que la oligarquía intentará avanzar con la necesaria colaboración de conversos y resignados de una aparente oposición.

Reforma tributaria que, desde ya, no significará mayores impuestos a la renta financiera y sí requerirá más ajuste de las economías regionales.

Reforma previsional que reclamará más sacrificio a los actuales jubilados y menos años de justo y merecido descanso para los que se jubilen en el futuro, además de abrir la puerta para que el «hábil» sistema financiero especule con el manejo de los recursos que sostienen el sistema.

Reforma laboral en base a la extorsión con la escasez de trabajo que provoca el propio gobierno. Abrir el camino laboral a los informales y desocupados por la vía de la flexibilización y los bajos salarios para derrumbar con la presión de un sector necesitado, convenios colectivos y conquistas laborales con 70 años de existencia.

La oligarquía redistribuye… pero sólo entre los sectores populares, mientras su poder económico se acrecienta.

La oligarquía multiplica su poder cerrando alianzas en el extranjero para que Argentina sea gobernada por cualquiera, menos por los argentinos.

Sólo buenos modales que intentan disimular la restauración de un viejo y fracasado proyecto.

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