Corriente Federal de Trabajadores
Hoy Argentina va a las urnas para elegir entre dos proyectos de país. Una rentístico financiero, antitrabajador, antiindustrial y concentrador de la riqueza representado por Mauricio Macri. La otra opción es la de un modelo productivo, con eje en el trabajo y la defensa de los intereses nacionales que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández por el Frente de Todos
Finalmente llegó el trascendental día donde se puede comenzar a dejar atrás la nefasta experiencia macrista. Casi cuatro años después llegó el día que tan lejos parecía quedar en noviembre de 2015 en medio del dolor de la derrota electoral, la preocupación por el horizonte del país y del destino de las mayorías populares. Lamentablemente, se cumplieron los peores pronósticos con una velocidad y una profundidad en el daño incluso no del todo prevista inicialmente. Con el diario del lunes, lo que entonces se denominaba “campaña del miedo” se quedó corta
Los índices y estadísticas económicas son demoledores, con un deterioro para los trabajadores en sus diversas variantes: asalariados, cooperativistas, cuentapropistas, de la economía popular y hasta empresarios Pymes. El saldo es profundamente negativo para todos esos sectores.
El modelo productivo que la Argentina inició tras la explosión de la Convertibilidad, viró a un modelo rentístico financiero en el cual apenas ganaron los bancos que apostaron a la timba con LEBACS, LELIQS y otros bonos a medida; un puñado de empresas energéticas con tarifas que se dolarizaron y beneficiadas con aumentos exponenciales y los sectores del agronegocio más concentrado receptores primero de una generosa baja en las retenciones y luego con un dólar que tuvo una escalada incontenible licuando sus costos locales en pesos.
Los datos son elocuentes, pero no transmiten el dolor y padecimientos que esconden para millones de personas. Sólo un breve repaso esquemático que muestra el deterioro macrista:
- El desempleo pasó de 5,9% a 10,7% en una cifra final que aún no contempla el recrudecimiento de la crisis posPASO. 2,5 millones de argentinos sin trabajo y 2,5 millones más que están subempleados. A ello se suma una creciente precarización.
- La pobreza alcanzó al 35,6% de la población, es decir 16 millones de argentinos. Según la UCA, se espera que para fin de año esa cifra llegue al 40% de los argentinos con índices verdaderamente dramáticos en niños y adolescentes. La mitad del total viven en hogares pobres.
- La pérdida del poder adquisitivo del salario y jubilaciones. En ambos casos supera el 20% en relación al 2015.
- La desindustrialización fue otro rasgo característico de este período. Se perdieron 150 mil puestos de trabajo industriales. Las estadísticas muestran, además, el cierre de decenas de PyMES por día. La apertura indiscriminada de importaciones, tarifazos impagables, achicamiento del mercado interno y la falta de financiamiento a la producción, las razones de la destrucción del entramado productivo.
- El vertiginoso crecimiento del endeudamiento externo es sólo comparable al que llevó a cabo la última Dictadura Cívico Militar y fue récord a nivel global para el período reciente. De tomar un país desendeudado el Gobierno pasó en menos de tres años a tener que acudir al “rescate” del FMI con el mayor crédito de la historia del organismo y el más reciente y todavía incierto “reperfilamiento” de la deuda.
Estos son sólo algunos de los múltiples datos negativos, profundizar en ellos implicaría un recorrido interminable.
Yendo al aspecto gremial, también en los casi cuatro años de presidencia de Mauricio Macri hubo una sistemática política antisindical. Vale la pena otro breve repaso:
- Promoción de una reforma laboral regresiva en derechos que no finalmente prosperó.
- Persecución a dirigentes y jueces que fallaron en favor de los trabajadores.
- Intervención de gremios, apoderamiento para negocios personales de sus cajas en algunos casos como el del ex ministro Jorge Triaca (H).
- Paritarias promovidas por el Gobierno por debajo de la inflación y en muchos casos con demoras en su homologación.
- Desinterés en conservar puestos de trabajo, impulso de la precarización laboral.
- Incumplimiento de la promesa de exención del pago de impuesto a las ganancias para asalariados, es más se duplicó la cifra de quienes pagan ese tributo.
- Desinterés en regular el trabajo en plataformas y la evidente precarización que esconde el falso emprendedurismo.
Por abrumadora mayoría, el movimiento obrero acompaña la fórmula del Frente de Todos que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández. Se espera en caso de una victoria del FDT un giro hacia políticas con una orientación a lo productivo, una defensa de los intereses nacionales y una mejora de los ingresos de los sectores populares, asalariados formales, trabajadores de la economía popular y jubilados. Avanzar en primer lugar en atender las urgencias alimentarias simultáneamente trabajando en la reconstrucción del tejido productivo y en políticas que favorezcan la creación de empleo nacional. El mejor modo de comenzar a mejorar las condiciones de vida de los argentinos y argentinas.
La expectativa y el deseo es que mañana se comience a poner punto final a la restauraciòn oligárquica-financiera antipopular que representó el macrismo con una concentración de la riqueza en pocas manos y prestas a una rápida fuga de activos. La esperada victoria del Frente de Todos tiene sus bases en la extendida resistencia social que hubo en los casi cuatro años de macrismo. Allí los trabajadores organizados, el muchas veces criticado sindicalismo argentino, fue el actor central de esa resistencia.
Como siempre en la historia hubo sectores más dialoguistas, permeables a las posturas promovidas por el Gobierno, pero vale destacar que otros tantos dieron la pelea con marchas multitudinarias y otras sectoriales, paros, toma de fábricas y organismos estatales y una postura confrontativa. Claramente el principal foco de resistencia pasó por el movimiento obrero, muy por delante de la clase política que terminó encontrando un cauce pero con mayor lentitud.
En esa resistencia, la Corriente Federal de Trabajadores fue un espacio sindical que desde su misma conformación a poco de asumido Macri marcó una línea divisoria con el modelo económico planteado por Cambiemos. Planteó la necesidad de avanzar en una unidad del movimiento obrero, pero con contenido, con un programa y ejes básicos de un programa de gobierno. El tiempo confirmó los diagnósticos y el sendero de acción hacia donde marchar.
Como en las elecciones de 2017, la Corriente Federal hace un valioso aporte a las listas de candidatos. La bancaria Claudia Ormachea integra la lista como candidata a diputada nacional al igual que Alejandra López (SADOP) en CABA, Natalia Ocampo (Bancaria) en Santa Fe y Carlos Cisneros (Bancarios) en Tucumán
Como candidatos a legisladores en la Provincia de Buenos Aires están Soledad Alonso (Secasfpi) y Daniel Di Bártolo (SADOP) ambos competirán por un puesto en la Cámara de Diputados bonaerense.
A su vez, con candidaturas a concejales competirán Milena Lamonega (SADOP) en San Isidro y Ariel “Lula” Gómez (Curtidores) en Quilmes.
Este 27 de octubre puede convertirse en un gran día para la historia argentina. El primer paso es una contundente victoria en las urnas, con una diferencia de votos que no deje dudas del repudio popular al gobierno de la alianza Cambiemos ni a posibles maniobras desesperadas para forzar un ballottage. El segundo paso es la construcción y la implementación de políticas públicas que transformen a Argentina hacia el crecimiento económico con una justa distribución de la riqueza, con una participación del movimiento obrero en la elaboración de las políticas públicas. Una Argentina con justicia social que sea verdaderamente para todos y todas.
LEONARDO MARTÍN
