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MOVIMIENTO OBRERO / El desafío de un presente complejo y la asunción de posiciones equilibradas

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Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

El movimiento obrero argentino se encuentra ante un desafío singular. El dilema puede situarse así: cómo respaldar un gobierno surgido de las propias entrañas del espacio nacional popular, en medio de una emergencia sanitaria, y no ceder derechos sustanciales ante la presión, justamente, de esa situación excepcional. Es probable que el equilibrio mostrado por las posturas de la Corriente Federal de Trabajadores configuren una buena guía de acción.

Los acuerdos salariales a la baja, en combinación con la creciente de precios registrada los cuatro años recientes –incluidas las devaluaciones y las tarifas de los servicios públicos-, encarnan la dificultad. Si la comprensión del sindicalismo no está en dudas, si lo está que semejante definición sea adoptada por un grupo reducido de dirigentes auto designados, sin consultar al resto –la mayoría- y excluyendo a las delegaciones regionales cegetistas en todas las provincias.

Se va tornando imprescindible, cuando alumbre el tramo final de la cuarentena, reforzar aquella propuesta de un Comité Central Confederal para arribar a un Congreso que permita un barajar y dar de nuevo en el esquema de dirección gremial argentino. No para excluir a nadie, sino para fijar un rumbo genuinamente representativo del mundo laboral. Lo cierto es que nadie pretende reclamar por el achicamiento del PBI, drama común a todas las naciones afectadas por la pandemia, pero si bregar para que la distribución del mismo no sea regresiva.

En ese marco, los dirigentes más auténticos del sindicalismo nacional se preocupan para que sus reclamos no sean identificados con los promovidos desde las franjas oligárquicas. Una cosa es defender el empleo y los recursos, y otra bien distinta sumarse al coro de las tensiones canalizadas a través de los medios concentrados. Repasemos el panorama para aclarar el punto.

Muchos de los propietarios y asociados de los grandes medios son tenedores de bonos. Por estas horas presionan al gobierno nacional para que mejore una propuesta que, al admitir el pago diferido de una deuda innecesaria y sin beneficios internos, ya les ofrece rédito. Es sabido por propios y extraños que si vamos al borde de los derechos, asistiría razón para rechazar cualquier compromiso adquirido por la gestión anterior.

En esa presión se observa una contradicción significativa: se difunde la idea de una vicepresidenta que bombardea a Alberto Fernández para imponerle su programa económico, mientras se cuestiona al presidente por no considerar “la economía” al enfocarse sobre el problema sanitario. La villana de la obra sigue siendo, como no podía ser de otra manera, Cristina Fernández de Kirchner, pero en la narración mediática lo es por sostener lo mismo que los editorialistas opositores.

En realidad la senadora apoya la acción del Ejecutivo en materia de Salud y no cuestiona su rumbo general. En realidad los grandes medios no están preocupados por la economía nacional sino por “su” economía. El engaño se interrelaciona con la cobardía cuando, en vez de plantear en portada su exigencia para que el Estado argentino pague más de lo que corresponde, disfrazan el análisis con críticas a la caída general de la producción –como si no fuera algo común al resto del mundo- e inventan cruces y peleas intestinas para limar la gestión.

El otro factor a considerar es que esos medios, muy especialmente el eje Clarín, forman parte del Grupo Noble, exportador de recursos primarios habituado a liquidar divisas según su interés. Así, es posible observar que muchos de los análisis surgidos de esos espacios tienden a enmascarar su beneficio particular detrás de un presunto llamado al bien común.

Es a partir de comprender esta situación que pueden realizarse objeciones al oficialismo, pero no antes. El gobierno de Alberto y Cristina tiene muchos asuntos por resolver y el reparto interno es uno de ellos. Pero debe quedar constancia que siguen siendo atacados por sus virtudes, no por esas dificultades que no trepidamos en señalar. De allí que transformarse en opositor en lugar de debatir desde dentro del movimiento y en respaldo de esta administración, sólo contribuirá a asumir con bombos populares una postura netamente antinacional.

Esto lo saben los hombres y mujeres de la CFT y otras vertientes. De allí que los materiales elaborados estos meses – y difundidos por Sindical Federal- hayan mostrado el delicado equilibrio pertinente para decir lo que hay que decir sin dejar de cooperar con la lucha conjunta que nuclea los esfuerzos del pueblo argentino contra el coronavirus. Resultará importante en el futuro inmediato que el gobierno nacional ratifique el proyecto industrial anunciado en la asunción de diciembre pasado, con un perfil que incluya la soberanía económica, la independencia política y sobre todo esa matriz esencial: la justicia social.

· Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica

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