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Héctor Amichetti / Propiedad privada…

Algodonera Avellaneda

 

Por Héctor Amichetti*

Los 430 trabajadores y trabajadoras de Algodonera Avellaneda SA ubicada en el Parque Industrial de Reconquista están en huelga con permanencia en los portones de la empresa.

La fábrica pertenece al Grupo Vicentín Family Group y los reclamos incluyen denuncias de maltrato, abuso de autoridad y un aumento salarial. Los obreros de la planta cobran un salario mensual promedio que apenas si supera los $ 25.000

El abogado de la patronal los denunció ayer ante la justicia acusándolos del delito de tomar la fábrica, es decir tomar una propiedad privada que no les pertenece, argumentando que están provocando «pérdidas cuantiosas a los intereses de la empresa».

La deducción a partir de estos hechos es muy sencilla: si los trabajadores y trabajadoras no cumplen con sus tareas se ven afectados los intereses de la empresas, es decir que sin trabajadores semi-explotados y maltrados no hay empresa.

«La riqueza, la renta y el interés del capital son frutos exclusivos del trabajo humano»… clarito como el agua, lo sostenía el Peronismo y lo consagraba el texto de la Constitución Nacional de 1949 que aparece sepultada e innombrable

Si queremos ir más lejos aún en la historia, el propio mensaje evangélico nos dice que los bienes no son propiedad de los hombres, sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes. Así lo sentía y decía Jesucristo aunque unos cuantos «cristianos» prefieran ignorarlo.

«La propiedad solo debe existir en función social» señalaba el Programa del 1º de Mayo de la CGT de los Argentinos rescatando el principio humano y social de aquella Constitución del ’49.

Bandera que jamás debería ser arriada por el movimiento obrero organizado en Argentina en honor a su larga y gloriosa resistencia.

 

EL ESTADO Y LA PROPIEDAD PRIVADA

A fuerza de golpes y sangre derramada volvieron a imponernos por vía constitucional el principio absolutista, aunque enmascarado en cierta concepción «liberal» de que toda propiedad es inviolable y que ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella.

Faltó agregarle que es inviolable incluso cuando su propietario haya estafado al Estado o que todo el pueblo haya contribuido a forjar esa propiedad mediante abundantes créditos y haciéndose cargo en más de una oportunidad de las deudas de los intocables propietarios.

Desde el patio anterior de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, el Gran Manuel Belgrano se retuerce en su sepulcro, los impresentables protagonistas del «Banderazo Federal» se movilizan «en defensa de la propiedad privada».

Otros militares que traicionaron su legado comenzaron hace más de 40 años con la tarea de privatizar la República Argentina, es decir la Patria que él contribuyó a forjar.

Estos no pelearon contra enemigos realistas, secuestraron y asesinaron en masa a decenas de miles de los mejores hijos e hijas del pueblo para allanar el camino hacia la entrega.

YPF, Gas del Estado, Segba, ENTel, Obras Sanitarias de la Nación, Aerolíneas Argentinas y SOMISA, entre otras, eran empresas y organismos de propiedad del Estado que fueron vaciadas y tiempo después entregadas al mejor postor.

Hoy el sistema financiero es manejado por la propiedad privada, el comercio exterior es propiedad privada, la explotación de los recursos naturales y los servicios públicos están en manos de la propiedad privada, también buena parte de la educación y la salud han sido tomadas como negocio por la propiedad privada.

Y el sistema así no funciona, porque los salarios de los trabajadores no alcanzan, porque millones de argentinos y argentinas están desocupados o trabajan de manera precaria y porque más de 17 millones de compatriotas han sido condenados a vivir en la pobreza, entre ellos más de la mitad de los niños y niñas menores de 14 años.

La propiedad privada se lleva las ganancias al exterior y todos nosotros y nosotras tenemos que pagar la deuda externa.

La deuda social nunca se paga.

En honor a nuestros próceres, a los que cayeron en los campos de batalla, a los obreros que fueron salvajemente masacrados, a los patriotas que fueron perseguidos y fusilados, a los compañeros y compañeras que fueron secuestrados y asesinados.

¡Basta de joda!

No es cuestión de defender la propiedad privada de una minoría sino de impedir que nos priven a las mayorías de la propiedad de nuestra República Argentina.

Cambiar un sistema dolorosamente injusto y prácticamente insostenible en el tiempo… Ese y no otro es el desafío.
De recuperar la Patria se trata, seguramente nos diría Belgrano dos siglos después de su muerte, encabezando tal vez desde lo imaginario de las alturas una pequeña expedición para barrer con los obstáculos que puedan querer oponerse.

*Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores. 

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