Corriente Federal de Trabajadores
Por Leonardo Martín
Dos iniciativas. Una relanzada en estos días, otra que ha comenzado su recorrido el año pasado. Ambas motorizadas por la necesidad de impulsar un modelo económico productivo en Argentina, con un desarrollo industrial que genere empleo digno y consolide una política soberana.
Una de esas iniciativas es la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina que fue relanzada con la participación de 21 gremios del sector. El otro es el Espacio Producción y Trabajo donde también confluyen sindicatos de CGT y CTA junto a organizaciones Pymes, cooperativas, sociales y del mundo agrario.
Los cuatro años del gobierno de Cambiemos -que ante el desastre tuvo que rebautizarse como Juntos por el Cambio- fueron una verdadera catástrofe para la industria argentina y el entramado productivo. En ese período se perdieron 180.000 puestos de trabajo en el sector y cerraron 25.000 pymes, muchas de ellas talleres, pequeñas y medianas fábricas, frente a una tormenta perfecta: apertura importadora, suba exponencial de las tarifas de los servicios públicos, reducción del mercado interno por la baja de ingresos y la imposibilidad de acceder a un sistema financiero orientado a la especulación con las Leliq’s y Lebacs.
El saldo y el aprendizaje de esos cuatro años también fue la necesidad de unir fuerzas entre los diferentes actores de la producción, a partir de la comprensión y traducción en acciones de un destino común. Durante el macrismo cuatro años a la defensiva frente al embate de políticas antipopulares, ahora tiempo de pasar a la ofensiva, de sostener y enriquecer al gobierno del Frente de Todos.
“Manifestamos el acompañamiento y apoyo a nuestro presidente en su defensa de la industrialización y el empleo, profundizando el desarrollo regional a través de la integración al mundo con un Mercosur fortalecido”, expresaron desde la Confederación de Gremios Industriales que tienen como principales referentes a Ricardo Pignanelli del SMATA (Mecánicos) junto a Antonio Caló, titular de la Unión Obrera Metal´úrgica (UOM). Los dos gremios de referencia por su volumen en el sector industrial.
También participan allí Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense); Walter Correa (Trabajadores del Cuero); Rodolfo Daer (Alimentación); José Luque (Papeleros); Héctor Laplace (Mineros); Gerardo Martínez (UOCRA); Agustín Amicone (Calzado); Néstor Genta (Industria Farmaceútica); Hugo Benítez (Textiles); Domingo Moreyra (Ceramistas), Héctor Ponce (Industria láctea); Luis García Ortíz (Supervisores Metalúrgicos); Delisio Durigán (Fibrocemento); Carlos Frigerio (Cerveceros); Raúl Quiñónez (Industria del Tabaco); Horacio Soiva (Vidrio); Heraldo Mage (Cortadores de Indumentaria) y Cristian Seivara (también del Vidrio).
La Confederación de Gremios de la Industria fue reflotada en estas semanas tras una experiencia que tuvo un recorrido durante el segundo período de la presidencia de Cristina Kirchner, pero que no logró afianzarse en el tiempo ni convertirse en un actor con capacidad de incidir en el debate público. Se da en un contexto donde la industria, pese a la pandemia, viene mostrando números positivos desde septiembre y donde la orientación política del Gobierno es sostener ese crecimiento como un eje central para un proyecto de país.
En ese documento inicial que difundieron los gremios de la industria hicieron especial referencia al Mercosur, hoy cuestionado por el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou y también por Jair Bolsonaro, para dirigirlo hacia a una mayor apertura comercial y liberalización.
“Consideramos imperioso fortalecer el bloque tomando los resguardos del mercado, planteando en las negociaciones exigencias de menores aperturas y mayores accesos para los bloques, como el Mercosur, presentan aún industrias nacientes, cadenas productivas incompletas, niveles tecnológicos rezagados, mercados regionales de enorme crecimiento potencial y mayores indicadores de pobreza que los bloques desarrollados con que se pretende acordar comercialmente”, describieron.
“Rechazamos una inserción internacional primarizada”, agregaron.
“Nuestro camino será defender el trabajo como instrumento para alcanzar el desarrollo económico e insertarse en el mundo sobre la base de exportar recursos naturales condenando a una gran parte de la población al desempleo o la marginalidad laboral”, concluyeron.
Tanto Pignanelli como Caló son integrantes del Consejo Económico y Social, una iniciativa donde el Gobierno nacional busca establecer políticas de mediano y largo plazo con un perfil industrial.
ESPACIO PRODUCCIÓN Y TRABAJO, UNA ALIANZA ESTRATÉGICA
Lanzado en septiembre pasado fue parte de la consolidación institucional de actores gremiales, pymes, cooperativos, agrarios y sociales que venían con un recorrido conjunto de resistencia al macrismo. Allí participan gremios de la Corriente Federal de Trabajadores, CTA de los Trabajadores, Mesa Nacional de Unidad Pyme, la Confederación General Empresaria (CGERA), la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Nacional (ENAC), Conarcoop, Fecootra, CNCT, FACTA, CANPO, AMRAF, Grito de Alcorta y Gestara, entre una lista más extensa.
Tuvo una presentación nacional, luego replicadas en la provincia de Buenos Aires, Córdoba y en el partido de San Martín – Tres de Febrero, partidos del Conurbano que albergan un fuerte entramado Pyme productivo. A nivel nacional los principales referentes del espacio son Hugo Yasky y Héctor Amichetti (Federación Gráfica y Corriente Federal de Trabajadores).
En su lanzamiento del cual también participaron funcionarios y legisladores, expresaron la necesidad de “construir una Alianza Estratégica entre el Trabajo y la Producción Nacional en vista a la pospandemia y la necesidad de recomponer el aparato productivo nacional”.
“Lograr una unidad lo más amplia posible, para dejar de estar a la defensiva y pasar a una etapa propositiva, para lo que se convoca a todos los sectores que compartan estas ideas a incorporarse para enriquecer el debate que permita alcanzar este objetivo”, expresaron en ese lanzamiento.
“Tenemos un proyecto que se sustenta en la producción nacional, en el mercado interno, con un agro orientado a construir un país y no una factoría de exportación, con organizaciones sociales que buscan darle un trabajo digno a muchos compañeros. Queremos constituir un sujeto político colectivo, que sea capaz de ser interlocutor con el Gobierno”, propusieron.
DOS CAMINOS, UN OBJETIVO
Argentina tiene una población de 45 millones de habitantes, con enormes potencialidades a partir de contar con recursos naturales y una reconocida capacidad humana. También con carencias y necesidades, entre ellos el altísimo e inaceptable nivel de pobreza que en la última medición correspondiente al segundo semestre de 2020 alcanzó el 42%, con un dramático 57% entre los menores de 0 a 14 años.
Sin recuperación y crecimiento industrial no hay modo de mejorar esos índices, de darle un destino con trabajo y vida digna al conjunto de la población. No alcanza con un modelo agroexportador, mucho menos con un modelo financiero que empobrece y concentra la riqueza. Tampoco hay soberanía sin un país no puede producir las manufacturas que le den autonomía, un aspecto que ha quedado en evidencia con la pandemia donde en el momento más álgido se paralizó el comercio mundial. Contar una industria local fortalecida es una necesidad estratégica.
Saludable ambas iniciativas, tanto la Confederación de Gremios de la Industria y el Espacio Producción y Trabajo. Impulsado desde las organizaciones libres del pueblo para sostener las políticas públicas del Gobierno nacional y enriquecer a un proyecto productivo que contenga a las grandes mayoría del país. Industrial y con justicia social.
