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ANÁLISIS / Las finanzas y sus prioridades

Por PABLO CHENA (Coordinador Equipos Corriente Federal de Trabajadores – Investigador CONICET) 

Con los coletazos aún frescos de la crisis financiera de 1929 Keynes advirtió, en su obra más famosa, “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, sobre los riesgos de convertir a los países en grandes casinos financieros. “Los especuladores pueden no hacer daño cuando sólo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa; pero la situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de una vorágine de especulación. Cuando el desarrollo del capital en un país se convierte en subproducto de las actividades propias de un casino, es probable que aquél se realice mal”.

Hoy los números muestran que la actividad industrial en la Argentina sufre las consecuencias de esta “vorágine” financiera, que tiene una particularidad, la disfrutan los acreedores y la sufren deudores como el Estado, los trabajadores y las pymes. Un reflejo de esto son los gastos de la administración pública nacional que, según la Oficina Nacional de Presupuesto, muestra un incremento en los fondos destinados al pago de intereses de la deuda pública, entre 2015 y 2016, de un 180 por ciento, al pasar de representar 7,7 por ciento del gasto público nacional en 2015 al 14,5 por ciento en 2016. Este incremento tiene como contracara ajustes relativos en partidas sensibles como ciencia y tecnología, que retrocedió de 1,5 a 1,3 por ciento en el mismo período; salud, de 3,9 a 3,5 por ciento; educación y cultura, de 6,9 al 6,1 por ciento. Dicha reasignación en los gatos hace que los fondos destinados a servicios sociales pasen de 60,2 a 56,4 por ciento; lo que explica el 55 por ciento del incremento en las asignaciones para intereses de la deuda pública. En otras palabras, el cambio en las ejecuciones presupuestarias muestra que la bicicleta financiera se fondea con desinversión en áreas claves para un desarrollo económico y social sustentable a largo plazo.

Uno de los seguidores más influyentes de Keynes, Hyman Minsky, en 1975 desarrolló la hipótesis de inestabilidad financiera, donde muestra las fases que suelen transitar los países cooptados por las finanzas. Al comienzo pueden cubrir sus compromisos financieros y el riesgo de inestabilidad parece mínimo (Financiación cubierta), luego pasan al estadío en la cual deben renegociar sus compromisos (Financiación especulativa) y, finalmente, quedan atrapados por el poder financiero cuando deben recurrir a una mayor toma de deuda para cubrir los intereses de la deuda ya contraída (efecto Ponzi). La Argentina transitó en forma vertiginosa de la primera a la segunda etapa de este esquema en 2016. Esto se reflejó en un incremento en la deuda pública bruta del tesoro en 14 por ciento, medida en dólares de ese año, pese al pago a los fondos buitre y al ingreso de recursos del blanqueo. Pero el principal problema no es el stock de deuda sino su dinámica, motorizada por dos grandes cambios institucionales. Por un lado, la eliminación o baja de impuestos a los sectores más dinámicos y, por lo tanto, con mayor capacidad fiscal de la economía argentina, como son el agronegocio y la minería; financiando este agujero fiscal con deuda en dólares desde el tesoro. Por otro, una política monetaria de tasas de interés altas y sostenidas artificialmente por encima de las que determinaría la oferta y la demanda en el mercado. Como consecuencia, el sistema monetario tiene actualmente un exceso de oferta de fondos que no se refleja en menores tasas de interés por las intervenciones del Banco Central (a través de las lebacs). Hoy tenemos muchos oferentes de fondos líquidos y un solo demandante que predomina: el Banco Central. Debido a que este último no genera, por definición, actividad productiva propia para devolver este endeudamiento y, simultáneamente, deja sin fondos disponibles a la actividad privada, vamos camino a la fase tres del esquema de Minsky. Esta etapa se caracteriza por el poderío creciente de las finanzas para imponer políticas económicas de acuerdo a sus intereses, los cuales suelen ir en contra de los derechos de las mayorías.

* Economista. Investigador Conicet

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