Corriente Federal de Trabajadores
El debate por una reforma laboral que flexibilice la situación de los trabajadores marcha a ritmo sostenido. Pese a que el Gobierno busca bajar el tono de la discusión esperando que pasen las próximas elecciones legislativas no se puede ocultar que buscará su sanción, a tono con los intereses empresariales. «Es el momento» piensan desde el Ejecutivo y sectores empresarios con una economía en baja, con un desempleo en alza y una reciente reforma en Brasil que retrocede 10 casilleros en la historia, en una vuelta al duro capitalismo del Siglo XIX como justificativos para avanzar.
¿Qué pide el sector empresario?
- Baja de Impuestos en las cargas sociales, es decir el salario diferido del trabajador.
- Propiciar los convenios por empresa.
- Modelo de seguridad social que no dependa de los impuestos al trabajo, sino tributos de carácter general. Cabe preguntarse ¿cómo se financiará el sistema previsional, los planes sociales, la educación y la salud? ¿Quizás con jubilaciones deterioradas y menor cobertura social?
- Remuneración por productividad, «para competir en un mundo globalizado».
- Disminuir la cantidad de juicios laborales.
- Impulsar un blanqueo pero sin pagar multas por lo que no se pagó en el pasado.
- Agregar nuevas categorías, por ejemplo part time.
Básicamente esas son las aspiraciones empresarias, con algunas diferencias de intereses particulares que pueden existir entre los diversos sectores. Más allá de algún comentario ocasional poco se escucha a los referentes empresarios hablar de las políticas económicas del Gobierno que están deteriorando el mercado interno día a día, que van provocando un industricidio con la apertura de importaciones, con los tarifazos para que las empresas de energía recuperen márgenes de rentabilidad enormes o mismo las tasas usurarias del sector financiero.
Hubo algún atisbo de sinceridad de parte del presidente de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), Fabián Tarrío, que sostuvo que «si hubiera más trabajo, seguramente no se estaría hablando de avanzar en una reforma laboral».
Para darle un tono conciliador, referentes empresarios y el mismo Ministro de Trabajo hablaron de hacer una reforma laboral que sea fruto del «consenso y la negociación» con los sindicatos en la mesa. Un «consenso» donde básicamente gana el sector empresario y donde los trabajadores evidentemente resignarán derechos en pos de una economía más «competitiva» de la cual los beneficios serán para los sectores patronales, para peor ni siquiera de todos los sectores patronales, sino de lo más concentrados, de algunos pocos ligados a la exportación en desmedro de una mayoría orientada al mercado interno.
